Secretario hondureño de Infraestructura anuncia 42 nuevas obras viales rurales
Elaborado por: Lois Pérez Leira.
Vigo, 18 jun (AHN) En un mundo saturado de amenazas diplomáticas, declaraciones altisonantes y juegos de poder, hay momentos en que las palabras no son solo palabras. El reciente mensaje del ayatolá Ali Khamenei, líder supremo de Irán, dirigido al Estado de Israel —al que él se refiere sistemáticamente como “el régimen sionista”— marca precisamente uno de esos momentos.
Khamenei, con la contundencia que caracteriza su retórica, no solo anunció que “la batalla comienza”, sino que aseguró que esta será librada “sin piedad”. Lo que podría parecer otra arenga más en la larga lista de tensiones en Oriente Medio, es en realidad una señal de alarma que el mundo no puede permitirse ignorar.
No es solo retórica: es un umbral peligroso.
La gravedad de esta advertencia radica en su contexto. Desde hace días, Irán e Israel no solo cruzan amenazas; han entrado en un peligroso intercambio de ataques directos. Israel activó la operación “Rising Lion”, atacando objetivos militares e incluso nucleares dentro de Irán. La respuesta iraní fue inmediata y masiva: más de 150 misiles balísticos y 100 drones sobre territorio israelí.
En este clima, las palabras de Khamenei no son un simple acto de propaganda. Son un desafío frontal, una declaración de intenciones, y quizás lo más preocupante: una puerta abierta a la escalada total.
Estados Unidos en la mira.
Khamenei advirtió que una posible intervención militar de Estados Unidos traería “daños irreparables”. Esta frase, cargada de significado, no solo apunta a disuadir a Washington, sino a marcar una línea roja: cualquier movimiento occidental sería respondido con la misma brutalidad.
La implicación es clara. Irán no teme ampliar el conflicto y parece dispuesto a regionalizar la guerra si las circunstancias lo exigen. ¿Está dispuesto Estados Unidos a pagar ese precio? ¿Está preparada la comunidad internacional para contener el incendio antes de que consuma a todo el Medio Oriente?
La peligrosa normalización de la violencia
El mayor peligro aquí es la normalización de la violencia como método de diálogo. Cuando líderes con capacidad militar real comienzan a hablar en términos absolutos —“sin piedad”, “daños irreparables”, “guerra por guerra, ataque por ataque”— lo que se erosiona es precisamente la frágil barrera que separa la guerra controlada de la guerra total.
Hemos visto este patrón antes, pero pocas veces con el nivel de intensidad que ahora se manifiesta entre Irán e Israel. Las repercusiones no se limitarían a estos dos países: estaríamos hablando de un efecto dominó que podría arrastrar a Líbano, Siria, Irak, y a las grandes potencias que operan por interés en la región.
¿Dónde está la diplomacia?
Sorprende la tibieza de la reacción internacional ante este giro alarmante. La ONU ha llamado a la moderación, Europa ofrece mediaciones, pero lo cierto es que los mecanismos diplomáticos parecen ir siempre dos pasos por detrás de la dinámica bélica.
En lugar de liderar una desescalada real, las potencias parecen atrapadas en la parálisis, mientras los actores principales se aproximan a un abismo que —si no se evita— será recordado como un nuevo capítulo oscuro en la historia del siglo XXI.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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