Resalta Presidenta de Honduras continuidad de obras en proceso refundacional
Elaborado por: Leoncio Alvarado Herrera
Tegucigalpa, 20 mar (AHN) Cuando el sistema capitalista fracasa en un país, los gobiernos, especialmente de derecha, acuden a medidas violentas y arbitrarias por la incapacidad de resolver de manera pacífica y humana un conflicto, tal es el caso actualmente en Argentina.
Y siempre cuando hay un problema de este sistema es en torno al capital en donde el pueblo termina pagando los platos rotos.
Tal como ocurrió en Argentina ahora, que ante un acto atípico, los hinchas de fútbol, miembros de sindicatos y jubilados salieron a protestar para recuperar los derechos de estos últimos por las decisiones que ha tomado el presidente Milei en contra de ellos.
En respuesta, el presidente, junto con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desataron una ola de represión, deteniendo a muchos, agrediendo a otros y tachándolos de criminales violentos.
Este conflicto surgió porque el mandatario Milei prohibió los bonos y el aumento a las pensiones de los jubilados, reajuste que por ley siempre se sabe hacer por la inflación y la variación salarial conforme pasan los años. Su justificación es que destruye el sistema económico del gobierno o lo endeuda.

Eso quiere decir, que el sistema general no le ha permitido consolidar una economía fuerte que permita garantizar los derechos que han adquirido estas personas. Pero esa incapacidad no se debe justificar con la represión y la violación al derecho de la protesta y, por consiguiente, a su pensión.
Con el fascismo el derecho a la protesta no existe, siempre lo consideran como una alteración al orden público, pero en realidad al orden al que se refieren es al de la élite, sus derechos y privilegios. Además, categorizan a los que protestan como militantes de una ideología de oposición, cuando lo que se reclama realmente son derechos que han sido mancillados y que tiene un impacto en la vida real.
El mecanismo de actuación de la derecha ante crisis y problemas que produce su mismo sistema y que obligan al pueblo a salir a la calle a exigir sus derechos, es y ha sido siempre la violencia. Esta misma versión la hemos visto en otros países de Latinoamérica, en Honduras, por ejemplo, cuando la derecha rompió la democracia el 2009 con el golpe de Estado, el pueblo salió a protestar y fue reprimido violentamente por la derecha.
En cambio, en los países progresistas, con una filosofía más humana para resolver los problemas de país, no vemos estas prácticas violentas, contra el pueblo. No se criminaliza la clase trabajadora. Es más, se protege al pueblo y se buscan otros mecanismos de solución pacíficos atendiendo el derecho de la clase trabajadora.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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