Bolivia, su crisis y las elecciones nacionales

Elaborado por: Boris Ríos Brito (Sociólogo boliviano, militante del Movimiento Guevarista)

Tegucigalpa, 22 abr (AHN) La crisis política y social que atraviesa Bolivia tiene raíces en el golpe de Estado de 2019. En este contexto, el Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales, logró recuperar el poder en las elecciones de 2020, con Luis Arce Catacora como presidente y David Choquehuanca como vicepresidente. A pesar de este retorno democrático, la situación ha tomado un giro complejo, marcando tensiones internas dentro del MAS y un escenario de confrontación azuzado por la fracción de Arce y Choquehuanca.

Desde su llegada al poder, Arce ha tomado medidas para “legalizar” acciones que favorecen su gobierno, reforzando la autoprórroga de los magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP). Estas decisiones han permitido la aprobación de sentencias constitucionales que limitan la fiscalización de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y restringen el derecho a la protesta, lo que ha llevado a la criminalización de las movilizaciones sociales y la represión violenta de estas con el encarcelamiento de cientos de manifestantes.

El distanciamiento entre el gobierno y Morales ha sido notable. Choquehuanca, desde 2021, ha iniciado una campaña por la “renovación” del MAS, desafiando abiertamente la influencia de Morales, quien, por su parte, ha denunciado casos de corrupción en el gobierno que afectan a familiares del presidente. Esta guerra mediática ha acentuado la descomposición interna del MAS, que enfrenta el desafío de mantener su base social ante la estrategia del gobierno de dividir y controlar las organizaciones y movimientos sociales.

El Congreso Refundacional convocado por Morales en marzo de 2023 en Villa Tunari refleja su convocatoria y la resistencia de un amplio sector de militantes que, a pesar de las adversidades, se moviliza y debate activamente, mostrando la potencia política del bloque popular. Así, la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba se posiciona como la organización social más relevante del país, articulando un esfuerzo común hacia la reconsolidación del Instrumento Político –denominativo y tesis sobre la forma de organización política y de autorepresentación para la toma del poder del movimiento indígena y campesino– y su capacidad de movilización.

A medida que se acercan las elecciones nacionales, programadas para el 17 de agosto, la situación se complica para Arce, quien atraviesa una crisis de credibilidad y un escenario electoral adverso. La derecha, fragmentada y sin una propuesta convincente que la una, busca posicionar a un candidato propio, pero enfrenta desafíos internos significativos. La figura de Morales sigue siendo central en el panorama político, y su liderazgo histórico continúa siendo un estorbo para aquellos que buscan su eliminación política, motivados por un profundo rechazo que cruza líneas de racismo y clasismo. Tal vez, la única forma de eliminar a Morales se relaciona con buscar la división del Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, lo que es alimentado con una campaña para posicionar como candidato al evista Andrónico Rodríguez, actual presidente de la Cámara de Senadores, cuyo actuar dubitante y timorato da lugar a la especulación.

Si eventualmente Morales fuese inhabilitado, las expectativas para cualquier gobierno electo serían sombrías, previendo una crisis política y social que podría culminar en elecciones anticipadas, donde su posible candidatura sea inevitable. En última instancia, la política boliviana está marcada por un clima de incertidumbre. De esta manera, la dinámica electoral, los conflictos internos del MAS y la reconstrucción del Instrumento Político marcarán el rumbo de Bolivia en el futuro cercano.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

PUEDES LEER: La Fuga de los Conspiradores Golpistas: Romeo Vásquez y Roberto Micheletti