Presidenta de Honduras llama a refundar la patria desde el campo
Elaborado por: Telma Luzzani (periodista y escritora argentina)
Buenos Aires, 13 abr (AHN) Estados Unidos quedó frente a frente con China. ¿Era lo que estaba buscando el presidente Donald Trump?
Una semana después de convulsionar al planeta con la imposición de “aranceles recíprocos” a los productos de 180 países que lleguen a Estados Unidos, el mandatario estadounidense dio marcha atrás y el único país castigado terminó siendo China, con un impuesto del 125 por ciento a sus mercaderías.
Antes de retroceder, Trump no se privó de basurear a la mayor parte de los socios comerciales de su país: “Los dirigentes extranjeros ahora me están llamando para besarme el trasero. Están desesperados por hacer un acuerdo”. Y con voz medrosa los imitó: “Ay señor por favor, por favor, hagamos un trato. Haré lo que sea, señor”.
El sayo les cabe a muchos, desde el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que horas antes del exabrupto del republicano había estado en Washington con él, por ese tema, hasta los mandatarios de Japón, Francia e Italia, entre otros, que hicieron público sus pedidos.
¿Hay un plan detrás de esa conducta violenta de Trump? La táctica de amenazar con una medida extrema y días después dar una tregua ya la había puesto en práctica con México y Canadá. La tendencia es creer que se trata de comportamientos anómalos, tal vez improvisados, o delirantes. Pero la excelencia del pensamiento estratégico de los diversos centros de análisis político en EEUU no permite pensar que el presidente estadounidense se mueve por impulsos espontáneos.
Más allá de si fue una movida calculada o no, la realidad es que, con esas decisiones radicales, Trump 1) retomó la iniciativa del comercio global y busca reestructurarlo; 2) impidió respuestas de los grupos integrados como BRICS o Mercosur obligando a los países a actuar, uno a uno, desde posiciones más debilitadas y 3) lo más importante: quedó en un duelo frente a frente con la principal rival de EEUU: China.
“Cuando Trump anunció los aranceles recíprocos el 2 de abril, China no estaba sola porque el ataque no estaba dirigido exclusivamente a ella sino a todos los países a la vez. Los argumentos públicos de EEUU eran homogéneos. Ahora al homogeneizar con todos excepto con China, Trump está volviendo a instalarla como la enemiga a vencer y la pone enfrente en la puja”, analizó el economista Gustavo Girado, director del posgrado sobre China contemporánea de la Universidad Nacional de Lanús.
Para Girado está claro que el plan trumpista no tiene sólo un objetivo económico. “Esto tiene antecedentes. En la primera presidencia de Trump hubo un primer intento muy serio del Departamento de Estado para impedir el escalamiento tecnológico chino que, ya entonces, era una verdadera amenaza para la continuidad de los monopolios de Silicon Valley, en su dominio por las patentes y los estándares en las tecnologías más importantes del mundo. La disputa no es solo económica sino por la hegemonía. Pero, a diferencia del primer mandato de Trump, ahora China está preparada”.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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