Presidenta de México rechaza aprobación de impuesto a remesas
Elaborado por: Julio C. Gambina (doctor en Ciencias Sociales)
Argentina, 20 abr (AHN) La política económica de Donald Trump expresa la crisis mundial del capitalismo, ya que el jefe del gobierno estadounidense pretende intervenir en el desarrollo capitalista para mantener el statu quo de la dominación estadounidense en el orden capitalista contemporáneo. Aludo a una situación de dominación que viene desde el orden mundial construido desde 1945, y en decadencia desde los albores del siglo XXI.
Entre otros aspectos, la decadencia de EEUU se asocia a la expansión acelerada en este siglo del papel económico, comercial, financiero de China, tanto en su expansión local como global, una cuestión acelerada en los últimos tiempos, que se proyecta en el corto y mediano plazo como disputa por la hegemonía del sistema capitalista.
En rigor, se trata de un fenómeno estrechamente relacionado, ya que la caída de uno está asociado al auge del otro. La dinámica del capitalismo supone el crecimiento de la inversión productiva, punto de partida del ciclo de valorización, acumulación y reproducción ampliada.
La tendencia inversora se trasladó desde occidente hacia oriente en busca de contrarrestar la baja de la rentabilidad manifestada entre los 60 y 70 del siglo pasado, especialmente en los principales países del capitalismo. La política de modernización en China desde 1978, atrajo capitales en busca de costos de producción más bajos, asociados a la inmensa fuerza de trabajo barata del gigante asiático, aunque no solo.
La corriente inversora se extendió por el sudeste asiático y la India, en lo que se caracterizó como la nueva “emergencia” del capitalismo, incluyendo variados territorios del sur global. La realidad de la desaceleración económica en “occidente”, especialmente luego de la recesión del 2009, y un mayor registro de la evolución de la producción y circulación en China o la India, expresa la complejidad de la situación del presente.
Esa contradicción señalada expresa la expansión relativa de las relaciones sociales de producción bajo el régimen del capital, con base en la innovación tecnológica y científico técnica. En este aspecto, China está mostrando evidentes expresiones de estímulo a su preeminencia en la capacidad de su fuerza laboral y en la frontera tecnológica, caso reciente de la inteligencia artificial, la digitalización de la economía y especialmente de su moneda, ofrecida para el uso y difusión de la circulación mundial de bienes, servicios y capital. La pretensión en última instancia es lograr avances en la búsqueda de constituir al yuan en moneda de reserva mundial.
Estamos aludiendo a un movimiento contradictorio de crisis y desarrollo del capitalismo, que anima la crítica renovada de la civilización capitalista, una invariante en el pensamiento crítico desde que Karl Marx esbozara su búsqueda en un recorrido que transitó desde el Manifiesto en 1847/8 hasta su máxima obra, El Capital, entre 1857/67.
Ahora, promediando la tercera década del siglo XXI, resulta imprescindible retomar al pensador y revolucionario de origen alemán para pensar críticamente el capitalismo. A pocos días del primero de mayo, fecha histórica de conmemoración de las reivindicaciones obreras y ante la ofensiva reaccionaria del capital por disminuir o eliminar históricas conquistas, se impone revalidar la crítica al orden vigente y actualizar las demandas, caso de la jornada laboral.
Hace mucho se luchaba por las 12 horas y luego por las 8, un tiempo que se quedó instalado pese al inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, lo que amerita una importante reducción de la jornada laboral, sin afectación de los ingresos populares, no solo del salario, sino de las pensiones, las jubilaciones y la política social que hace al bienestar de la población.
Es un rumbo en la perspectiva crítica y de volver a instalar una lógica reivindicativa por otra sociedad, sin explotación ni saqueo, una aspiración histórica de la clase trabajadora. Por eso es que no alcanza con el diagnóstico de la crisis capitalista o sobre los problemas y cambios en el régimen del capital, sino de volver a pensar en términos de emancipación y liberación social, por otro mundo posible.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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