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Elaborado por: Telma Luzzani
En uno de los periodos más turbulentos de la política mundial, comienza hoy, en Río de Janiero, la XVII Cumbre de los BRICS ampliados.
Lejos quedó el vibrante encuentro anterior en Kazán (Rusia), en octubre pasado, cuando además de la incorporación de seis nuevos miembros, el bloque trazó proyectos de cooperación para fortalecer el camino hacia un mundo multipolar que tendría a los BRICS + como faro de un posible nuevo orden internacional.
Semanas después de la Cumbre de Kazán, Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos y el panorama global dio un vuelco. Desde su asunción el 20 de enero de este año, las agresivas medidas adoptadas por el republicano pusieron al mundo a la defensiva. El especial empeño del trumpismo contra China y por enfrentar, entre sí, a los once países de los BRICS + quedó claro desde el comienzo y ralentizó cualquier alternativa.
En este tsunami global, el mandatario brasileño Lula da Silva —que acaba de asumir, además, la presidencia pro tempore de un caótico Mercosur— inaugura la cumbre de los once países BRICS + como líder temporario de esa alianza, hasta fines de 2025.
Además de los fundadores –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— integran el bloque Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia. Estos países, además de ser ricos en oro, tierras raras y otros recursos naturales representan el 70 por ciento de la producción mundial de petróleo, más del 40 por ciento de la población mundial y 40 por ciento del comercio global.
Este 2025 se suman como países invitados Nigeria —con más de 200 millones de habitantes es considerada la principal potencia económica de África —, Bolivia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia. Uganda, Uzbekistán y dos países “enemigos” de Washington: Cuba y Bielorrusia.
Colombia, aunque no es miembros del bloque, adhirió en junio al prometedor Nuevo Banco de Desarrollo —NBD— de los BRICS, presidido por la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff. El NBD, fundado en 2015 con un capital inicial de 100 mil millones de dólares, ya ha financiado 98 proyectos de los países miembros.
El presidente Gustavo Petro fue especialmente invitado por Lula a esta reunión en Río de Janeiro, pero la inestabilidad interna de Colombia obligó al mandatario colombiano a desistir. Petro denunció esta semana que hay en marcha un golpe de Estado en su contra en el que estarían involucrados su ex canciller Álvaro Leyva, el ex presidente Álvaro Uribe y varios legisladores del Partido Republicano estadounidense.
Las internas brasileñas
Al convulsionado panorama mundial se suman las tensiones internas de Brasil. Los movimientos subterráneos de la oposición, que buscan fragilizar al Partido de los Trabajadores con vistas a las elecciones presidenciales de 2026, ya se han puesto en marcha. Un ejemplo fue la abrumadora derrota que sufrió Lula, a fines de junio, en el Congreso.
El decreto presidencial para aumentar el Impuesto a las Transacciones Financieras, considerado de enorme importancia por el equipo económico lulista para mantener el equilibrio fiscal, fue rechazado por 383 votos en contra y solo 98 a favor —de un total de 513 legisladores, muchos de los cuales son de partidos que pertenecen a la alianza gubernamental y son parte del gabinete de Lula—.
Este cachetazo parlamentario lesionó el liderazgo presidencial y puso en evidencia su debilidad a la hora de imponer la agenda. El viernes 4 de julio, la Corte Suprema de Justicia de Brasil puso paños fríos al conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo, suspendiendo temporalmente los dos decretos —el de Lula y el que lo rechaza— y ordenando una audiencia de mediación para el próximo 15 de julio.
En este contexto perjudicial para Lula, se supo que no asistirán a la cumbre BRICS+, el presidente de Rusia, Vladimir Putin —al parecer hablará por videoconferencia—, y el de China, Xi Jinping, por “incompatibilidad de agenda”. Lo reemplaza el primer ministro Li Chiang.
Tampoco estará el presidente iraní, Masud Pezeshkian. Su ausencia es más que entendible. Los atentados que sufrió Irán en los últimos años así lo aconsejan. En enero de 2020, por orden de Trump, fue asesinado el importante general de la Guardia Revolucionaria, Qasem Soleimani; en mayo de 2024 murió al caer su helicóptero el entonces presidente iraní Ebrahim Raisi: Teherán lo presentó como un “accidente” aunque supone que fue un atentado israelí y, en los últimos ataques ilegales de Israel fue descabezada la cúpula militar y científica iraní.
En cuanto a Rusia y a China, ha trascendido que ambos países arrastran cierto fastidio contra Brasil desde que, en Kazán, Lula se opuso terminantemente al ingreso de Venezuela al bloque. Caracas es un socio al que tanto Moscú como Beijing otorgan gran importancia y es un país cuya riqueza petrolera está en la mira de la Casa Blanca.
El boicot a Venezuela muestra que en la política brasileña hay quienes pavimentan senderos minados. El “sherpa” o responsable brasileño de las negociaciones durante la Cumbre de Kazán fue Eduardo Paes Saboia, del ala proestadounidense y neoconservadora de derecha de Itamaraty —cancillería brasileña—. Saboia operó el veto contra Caracas y, años antes, había sino un eslabón clave para la destitución de Dilma Rousseff como presidenta y su sustitución por Michel Temer.
En enero pasado, Saboia fue reemplazado en los BRICS+ por Mauricio Carvalho Lyrio, un diplomático que despierta mejores expectativas. Lyrio es autor de un libro sobre la importancia del ascenso de China como potencia global.
El analista político y periodista Darío Pignotti, desde Brasilia, comentó a El Destape: “El ala derecha de Itamaraty buscaba deshacerse de los BRICS en este semestre. No será así. Las últimas informaciones es que Brasil sigue en la presidencia hasta fin de año, pero es probable que en modo “piloto automático”.
En cuanto a las operaciones de boicot, Pignotti comentó: “Dilma fue una de las personas que más influyó para que rodara la cabeza de Saboia y no estuviera en esta cumbre en Río. Fue reemplazado por Lyrio, un diplomático con una impronta de izquierda (para lo que tolera Itamaraty). Desde que dirige el banco —NBD—, Dilma adquirió un gran prestigio. Es muy respetada tanto en China como en Rusia. Tanto la respetan que renovaron su mandato en el NBD por cinco años más, con el apoyo explícito de Vladimir Putin, a pesar de que la dirección del Banco le tocaba a Rusia.”
En Río, se espera una cumbre moderada y la firma de un documento final que no sea irritante para el imperio. El lunes, cuando hayan terminado los discursos y se conozcan las propuestas se verá con qué nueva reacción nos sorprenderá Donald Trump.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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