Presidenta de Honduras llama a refundar la patria desde el campo
Tegucigalpa, 20 may (AHN) Honduras ya cuenta con 16 de sus 18 departamentos oficialmente libres de analfabetismo y con más de 500,000 hondureños que saben leer y escribir, es por ello que el país alcanza un logro educativo sin precedentes que más allá de las estadísticas, representa un acto social.
Esta victoria no solo se mide en cifras, sino en vidas transformadas, comunidades empoderadas y generaciones que ahora tienen una puerta abierta hacia el conocimiento y la participación ciudadana.
Esta cruzada educativa representa más que una política pública; es un acto de justicia social. Leer y escribir, más que una habilidad, es una herramienta. El Programa Nacional de Alfabetización José Manuel Flores Arguijo, nombrado en honor al mártir asesinado durante las protestas contra el golpe de Estado, encarna la resistencia y el compromiso del magisterio hondureño con la educación como un derecho para todos y todas.
Honduras adoptó un criterio más riguroso que el estándar internacional, estableciendo que un departamento solo puede recibir esta declaratoria cuando su tasa de analfabetismo baja al 4 por ciento o menos, mientras que el parámetro mundial permite hasta un 6 por ciento.
Cada uno de estos logros está respaldado por historias de esfuerzo y superación que han transformado la vida de comunidades enteras para acceder a oportunidades, defender derechos y transformar realidades personales y comunitarias.
“Yo, sí puedo”: La metodología cubana que transforma la alfabetización en Honduras
El primer gran paso para enfrentar este histórico rezago educativo se dio en 2007 durante el Gobierno del presidente Manuel Zelaya, quien junto a la Federación de Organizaciones Mayoritarias y la colaboración internacional de Cuba, impulsó la metodología “Yo, sí puedo”, diseñada para alfabetizar a personas de la tercera edad de forma accesible y en corto tiempo.
Este método, creado en Cuba, ha sido implementado en varios países de América Latina y África, logrando resultados positivos al adaptar los contenidos y las dinámicas de enseñanza a los contextos culturales y lingüísticos de cada nación. En Honduras, su aplicación permitió que en pocos meses miles de adultos aprendieran a leer y escribir, una oportunidad que para muchos había permanecido inalcanzable durante décadas.
Sin embargo, el golpe de Estado de 2009 significó un duro revés para este esfuerzo, debido a que la desarticulación de programas sociales y educativos puso en pausa buena parte de los avances logrados. Pese a ello, la semilla había sido sembrada, y años después, bajo la administración de la Presidenta, Xiomara Castro, esta iniciativa fue relanzada con mayor vigor, colocándola nuevamente como una prioridad nacional.
Historias de superación y dignidad recuperada
Detrás de las cifras oficiales se esconden miles de relatos de lucha, tal es el caso de Gregoria Espinoza, una adulta mayor que nunca había tenido oportunidad de aprender a leer y encontró en este programa la posibilidad de cumplir uno de sus grandes anhelos: poder leer la Biblia por sí misma. “Aunque sea viejita, nunca es tarde para leer”, comentó emocionada tras recibir su diploma de alfabetización.
Otro caso es el de María Marta Vásquez, que a los 65 años decidió integrarse a un círculo de alfabetización para aprender a escribir cartas a sus nietos que viven en el extranjero.
Para ella, este logro no solo significa una herramienta de comunicación, sino una manera de sentirse parte de un país que empieza a reconocer los derechos de quienes antes fueron invisibles.
Estos testimonios evidencian que la alfabetización va más allá de aprender a leer y escribir; es una reivindicación social que otorga dignidad, esperanza y nuevas oportunidades para las personas adultas mayores que, por diferentes razones, fueron marginadas del sistema educativo en los años de gobierno del opositor Partido Nacional.
Cooperación internacional y voluntad política
Uno de los factores determinantes para el éxito de estos programas ha sido la cooperación internacional. El embajador de Cuba en Honduras, Juan Loforte, ha destacado el compromiso de su país con la educación popular en Honduras, brindando asesoría técnica, formación de alfabetizadores y asistencia pedagógica para la implementación de la metodología “Yo, sí puedo.
A la par, la Presidenta Castro ha recalcado que la educación bajo su gobierno no será una herramienta de control ni de exclusión como en el pasado. “Hoy no se trata de más escuelas al servicio de la maquinaria neoliberal que desechan a quienes no encajan en su lógica de explotación, sino de una educación que se escribe con lápiz y esperanza”, expresó recientemente en un acto oficial.

Por su parte, el ministro de Educación, Daniel Sponda, reveló que a la fecha se han alfabetizado más de 437,528 hondureñas y hondureños, gracias al trabajo sostenido del Programa Nacional de Alfabetización José Manuel Flores Arguijo.
Para garantizar el éxito de estas jornadas, se han creado más de 5,000 plazas docentes, priorizando la contratación en zonas rurales y departamentos con mayores índices de analfabetismo.
Además de la alfabetización básica, el gobierno aprobó la implementación del Bachillerato Acelerado, una modalidad educativa flexible que permite a personas adultas completar su educación media en menor tiempo. Esta iniciativa busca facilitar el acceso a estudios formales para quienes no tuvieron oportunidad de culminar su educación en la edad regular, ampliando sus oportunidades laborales y sociales.
Hito educativo, una deuda histórica a punto de saldarse
La erradicación del analfabetismo en Honduras representa no solo una conquista educativa, sino también un acto de reparación histórica con miles de ciudadanos y ciudadanas marginados durante décadas. Garantizar el acceso a la educación significa abrir oportunidades, dignificar vidas y fortalecer la democracia, al permitir que más personas puedan ejercer plenamente sus derechos y participar activamente en la vida social, económica y política del país.

Honduras ha declarado libres de analfabetismo a 16 de sus 18 departamentos, marcando un antes y un después en su historia educativa.
En la zona central del país, La Paz fue el primer departamento en ser declarado libre de analfabetismo, conmemorando el logro en la comunidad de Los Planes, Santa María, donde se alfabetizó a 14,215 paceños, quienes aprendieron a leer y escribir, marcando un cambio social en la zona.
En el occidente de Honduras, Santa Bárbara fue el segundo departamento en ser declarado territorio libre de analfabetismo, tras alfabetizar a 54,584 personas. Este logro fue reportado el 19 septiembre de 2024 por el ministro Sponda.
En Lempira, por su parte, 43,708 personas fueron alfabetizadas. De estas, 22,712 aprendieron a leer y a escribir con el programa “José Manuel Flores Arguijo” y 20,996 con programas alternativos. Este logro se registró en octubre de 2024, reflejando los avances sostenidos en materia de alfabetización.
Comayagua, zona central del país, se convirtió en el cuarto departamento en recibir esta declaratoria, con un total de 37,775 personas que aprendieron a leer y escribir. De ellas, 29,242 participaron en el programa estatal, mientras que 8,533 lo hicieron a través de iniciativas alternas. El reconocimiento fue oficializado en noviembre de 2024.
En el sur de Honduras, el departamento de Valle alcanzó este importante objetivo en 2024, tras alfabetizar a 17,382 personas. Gracias al esfuerzo del programa estatal, se convirtió en el quinto departamento del país declarado libre de analfabetismo.
Por su parte, Choluteca fue el sexto en recibir esta distinción ese mismo año, al lograr que 41,201 ciudadanos aprendieran a leer y escribir. Este avance reafirma la eficacia del Programa Nacional de Alfabetización, especialmente en zonas históricamente rezagadas.

Copán, cuna de la civilización maya, fue el séptimo departamento en alcanzar esta meta. Se alfabetizó a 44,834 ciudadanos: 35,938 mediante el programa nacional y el resto a través de iniciativas alternas impulsadas por la Secretaría de Educación de Honduras.
En Colón, ubicado en la costa norte, se alfabetizó a 15,749 personas con el programa estatal y a otras 6,329 con estrategias alternas. Así, se convirtió en el octavo departamento declarado libre de analfabetismo.
En la región norte, el departamento de Atlántida fue declarado libre de analfabetismo el 23 de enero, con una reducción en el índice a un 2.1 por ciento, tras alfabetizar a 21,865 personas, 15,060 de ellas mediante el programa “Yo, sí puedo”.
El departamento insular de Islas de la Bahía, décimo declarado libre de analfabetismo en el país, constituye uno de los ejemplos más representativos de esta cruzada educativa, ya que el reto en esta región fue doble, debido a su diversidad cultural y lingüística. En Islas de la Bahía conviven hablantes de lenguas originarias, inglés criollo y español, lo que exigió adaptar los materiales y métodos de enseñanza a estas particularidades.
Gracias a un trabajo coordinado entre la Secretaría de Educación, los alfabetizadores locales y la cooperación cubana, fue posible desarrollar un proceso inclusivo, respetuoso de las identidades culturales y efectivo en términos pedagógicos. Personas adultas mayores, que por años habían quedado excluidas del sistema educativo, finalmente pudieron aprender a leer y escribir en su idioma materno y en español.
Durante el acto oficial, el ministro de Educación afirmó: “Este es un día histórico para Islas de la Bahía. Fue un esfuerzo importante, especialmente por la diversidad lingüística que caracteriza al departamento”, destacando que en la zona se hablan lenguas originarias, inglés criollo y español.
Cortés, el departamento más poblado del país, logró esta meta el 5 de mayo de 2025. Se alfabetizó a 39,532 personas a través del programa nacional y a otras 761 mediante programas alternativos, sumando un total de 40,293 adultos que aprendieron a leer y escribir.
Con esta declaratoria, se convirtió en el undécimo territorio del país en ser declarado libre de analfabetismo.
El departamento de Yoro recibió esta declaratoria el 7 de mayo y se alfabetizaron cerca de 29,000 personas. Con este logro, se convirtió en el 12 territorio del país en alcanzar esa distinción.
En el oriente del país, el departamento de Olancho recibió su declaratoria el 9 de mayo, en un acto presidido por la Presidenta Xiomara Castro.
Solo en los últimos dos años (2023-2024), 30,609 olanchanos aprendieron a leer y escribir bajo este enfoque, mientras que entre 2013 y 2022, otros 17,083 fueron alfabetizados a través de programas previos.
Gracias a estos avances, Olancho alcanza un índice de analfabetismo del 3.9 por ciento, cifra que permite su inclusión como el doceavo departamento del país en ser declarado libre de esta problemática social.
Intibucá mantiene una tasa de analfabetismo por debajo del 3.9 por ciento. La estrategia pedagógica, que se desarrolla en un periodo de tres meses y se apoya en 60 lecciones con materiales audiovisuales, ha tenido un impacto profundo, incluso en contextos de alta vulnerabilidad. Prueba de ello es que el 12 de mayo, 48 privados de libertad en centros penitenciarios de Intibucá también han sido alfabetizados.
El departamento de Ocotepeque recibió su declaratoria oficial el 13 de mayo de 2025, convirtiéndose en el número 15 en alcanzar este logro. La declaratoria se llevó a cabo tras una intensa jornada de alfabetización desarrollada entre los años 2023, 2024 y 2025.
Esta estrategia permitió enseñar a leer y escribir a 12,700 personas, mientras que otras 2,438 fueron alfabetizadas mediante programas alternativos, sumando un total de 15,138 personas que aprendieron a leer y escribir.
El Paraíso se suma a los departamentos de Intibucá y Ocotepeque (occidente) como el número 16 en recibir la declaratoria de territorio libre de analfabetismo, con más de 39,000 personas alfabetizadas. Este logro es fruto del esfuerzo incansable del programa “Yo, sí puedo”, que permitió reducir el índice de analfabetismo en el departamento de un 18.3 a un 3 por ciento. Un avance significativo que refleja el compromiso de las comunidades y las autoridades por garantizar el derecho a la educación.
Aunque el desafío aún continúa en dos departamentos, el país ha dado un paso firme hacia la construcción de una sociedad más justa, donde aprender a leer y escribir deje de ser un privilegio y se consolide como un derecho efectivo para todas y todos. La alfabetización en Honduras no solo refleja un avance en cifras: representa la transformación profunda de vidas, una por una.
BSH
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