Nasralla-Calix: La historia de Caracalla y Geta

Elaborado por: Carlos Lagos

Tegucigalpa, 14 mar (AHN) En la política no hay enemigos eternos. El ejemplo más cercano es el apretón de manos entre Jorge Cálix y el eterno señor de la televisión, Salvador Nasralla. Ese gesto de “posible unidad al gobernar” nos recuerda la fatídica historia de Caracalla y Geta; que cuenta que tras la muerte de su padre, Geta junto con su hermano mayor Caracalla, ascendió al trono.

Sin embargo, su gobierno conjunto fracasó ese mismo año debido a la mortal rivalidad entre ellos y, tras un intento fallido de dividirse el Imperio frustrado por su madre, Caracalla atrajo a Geta a una trampa e hizo que lo asesinaran

Después de una encarnizada lucha electoral desprovista de cualquier indicio de moralidad y democracia en la que ambos candidatos venían acusándose mutuamente de tener nexos con el narco y el crimen organizado, Cálix aceptó su derrota 24 horas después del primer corte del Consejo Nacional Electoral de Honduras en el que era aplastado por Nasralla por 20 puntos porcentuales.

La derecha recalcitrante nos dio un espectáculo más, de esos que parecen no aburrirnos, y nos sentimos espectadores cuál coliseum romano. La contienda política a lo interno del Partido Liberal estuvo basada únicamente en falacias, principalmente hacia Libre y su máxima candidata, Rixi Moncada.

Sin embargo, en los últimos días de competencia, ambos candidatos liberales comenzaron a atacarse uno al otro. Primero Salvador Nasralla al denunciar que Jorge Cálix viene de una familia de narcotraficantes y, posteriormente, el candidato de la lija expuso a Salvador Nasralla como amigo de las maras basándose en una entrevista en la que – el hombre más inteligente de Honduras – no supo controlar su boca y confesó que los mareros lo protegen.

En una jugada maestra a pocos días de las elecciones, Salvador Nasralla consiguió grabar la conversación de una integrante del equipo de campaña de Cálix, Fabiola Abudoj, donde daba instrucciones precisas para destronar a Nasralla de su virtual triunfo usando lija para dañar los lectores biométricos. Un archivo .mp3 bastó para destruir a Cálix y asegurar el triunfo de Nasralla, inmediatamente el señor de la lija comenzó a cambiar el tono con el que se dirigía a Nasralla y cambió lo de “marero” por “Don Salvador” evocando al personaje de Al Paccino.

De la pobre Fabiola no sabemos nada, porque de ella solo quedaron cientos de memes y dos denuncias formales en el Ministerio Público.

Finalmente, el señor de la lija alegó fraude, pero aceptó su derrota y el presentador de X-0 le extendió su mano huesuda. Pero no debemos dar por finalizada esta novela, porque si algo comparten estos dos personajes títeres de la oligarquía hondureña es que tienen un ego gigantesco igual que sus ansias desmedidas de poder.

Esta dupla de inestabilidad mental no será eterna, porque Cálix no jugó a perder y Nasralla nunca fue el “hijo” favorito de las 10 familias y si algo nos enseñó la historia del imperio romano es que dos hermanos no pueden gobernar juntos. Además, Cálix es el dios Locky de la política hondureña: es decir, el dios del engaño y Nasralla, un quijote engañado por “Raimundo y medio mundo” y uno que otro molino. Es inevitable recordar que en la política los enemigos no son eternos y los amigos tampoco.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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