• septiembre 13, 2025

Refundar para transformar: la revolución democrática debe continuar

Elaborado por: Leoncio Alvarado Herrera

Tegucigalpa, 19 ago (AHN) La presidenta Xiomara Castro, primera mujer en asumir la presidencia de Honduras, ha iniciado una etapa de transformación y revolución democrática profunda sin precedentes en la historia del país. El proyecto de socialismo democrático rompe con un modelo capitalista desgastado y desigual, que por décadas consolidó un sistema donde una minoría concentra la riqueza y la gran mayoría solo vive en condiciones de subsistencia.

Durante los últimos tres años y medio el Gobierno ha demostrado un compromiso sostenido con el fortalecimiento de los pilares fundamentales del Estado: salud, educación, energía, el campo, e infraestructura. Esta inversión pública no solo está beneficiando a la población general, sino que también contribuye a la dinamización de la economía, para los grupos empresariales tradicionales que concentran más del 80 % de la riqueza nacional.

Es importante subrayar que la Presidencia no ejerce un poder absoluto dentro del sistema de gobierno. A lo largo de este período, ha existido una oposición fuerte en el Congreso Nacional, que ha obstaculizado la aprobación de iniciativas como la Ley de Justicia Tributaria o ha generado retrasos en la aprobación del presupuesto nacional. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, el Gobierno no ha creado nuevos impuestos, no se ha endeudado mucho y ha sentado las bases de un proceso de transformación estatal con la ejecución eficiente de los recursos del pueblo.

Frente a los avances con proyectos de justicia social, la oposición ha modificado su estrategia de ataque en el contexto electoral. Ya no acusa al Gobierno de inactividad, sino que trata de desacreditar las obras ejecutadas. Se ha cuestionado, por ejemplo, la construcción de ocho hospitales con argumentos sobre una supuesta falta de sostenibilidad futura; o los subsidios a la energía, presentándolos como insostenibles; o el programa de pavimentación de carreteras, insistiendo en que incrementa la deuda pública, y así con todos los proyectos que se hacen.  

Esta crítica contrasta con el hecho de que durante más de doce años de gobiernos neoliberales ni tan siquiera se emprendieron proyectos significativos de inversión social y, por el contrario, se aprobaron leyes destinadas a legalizar prácticas de corrupción. No hubo proyectos.

La Refundación no debe concluir en 2026. Es indispensable dar continuidad al proceso para que más de 900 000 familias sigan recibiendo energía gratuita y ese número pueda ampliarse; para que se continúe con la reconstrucción de escuelas, que ya supera las 5,500; para garantizar que 1.2 millones de niños sigan recibiendo matrícula y merienda escolar, para fortalecer programas como Operación Milagro, que ha beneficiado a más de 24 000 hondureños con la recuperación gratuita de la vista.

Asimismo, es necesario consolidar los ocho nuevos hospitales, ampliar la entrega de bonos tecnológicos al campo, dignificar el trabajo docente, continuar la modernización de la infraestructura vial, seguir reduciendo la pobreza: en este periodo se redujo en un 10%, seguir con las políticas de menos endeudamiento externo, etc.

Además de dar continuidad a los proyectos iniciados, el país debe avanzar hacia reformas estructurales que transformen de manera sostenible las condiciones económicas de la población. La propuesta de la candidata Rixi Moncada para democratizar la economía busca generar condiciones para que los 10 millones de hondureños tengan acceso a la riqueza nacional, mediante créditos con bajos intereses y un mayor respaldo gubernamental a proyectos productivos.

Esta iniciativa se complementa con la creación de un sistema fiscal justo y equitativo orientado a beneficiar al conjunto de la ciudadanía. Para ello, la candidata ha iniciado un proceso de diálogo con los distintos sectores de la clase trabajadora, con el fin de adaptar la propuesta a sus necesidades y desafíos: son más de 350 mil pequeñas y medianas empresas que esperan que esta propuesta se haga realidad.

Mientras tanto, sectores de la derecha se mantienen aferrados a un modelo neoliberal profundamente deteriorado, recurriendo a discursos importados de la ultraderecha extranjera para intentar legitimar una democracia que nunca ha respondido a la realidad hondureña. Llama la atención que, en pleno siglo XXI, todavía no presenten una propuesta de gobierno seria, confiando en estrategias mediáticas para negar un historial ampliamente documentado de prácticas antidemocráticas.

Ante los problemas estructurales heredados del bipartidismo, es indispensable asegurar la continuidad del proceso de Refundación, acompañado de reformas y políticas públicas sólidas y adaptadas a las necesidades del pueblo hondureño. De lo contrario, existe el riesgo de retroceder a etapas caracterizadas por el deterioro institucional y el abandono de las mayorías

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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