Presidente de Asamblea Iraní visita Venezuela para fortalecer lazos bilaterales
Elaborado por: Rafael Méndez (periodista)
República Dominicana, 10 may (AHN) El espejo chino nos invita a reflexionar sobre nuestras propias trayectorias y a buscar soluciones innovadoras y adaptativas a los problemas que enfrentamos. Su pasado reciente y su presente dinámico, pueden iluminar el camino del mundo hacia un futuro más próspero, sostenible y en paz para todos.
La República Popular China se erige como un faro de transformación en el escenario mundial, demostrando que un camino alternativo hacia el desarrollo es posible. Su ascenso, sin precedentes en la historia moderna, no solo redefine el panorama económico y geopolítico, sino que también ofrece un modelo inspirador para las naciones que buscan prosperidad y progreso en el siglo XXI.
China ha demostrado al mundo que la visión y la determinación pueden superar cualquier obstáculo. Su éxito es un testimonio del poder de la planificación estratégica, la innovación audaz y el compromiso inquebrantable con el bienestar de su pueblo. Es el espejo chino nos invita a reflexionar sobre nuestras propias trayectorias y a buscar soluciones innovadoras y adaptativas a los problemas que enfrentamos. Su pasado reciente y su presente dinámico, pueden iluminar el camino del mundo hacia un futuro más próspero, sostenible y en paz para todos.
“China tiene una económica vibrante, pero el capital jamás estará por encima del pueblo. No es el mercado quien dicta el rumbo de la nación, sino el partido y la planificación estatal El socialismo no significara ausencia de mercado, significa que el mercado sirve al bienestar de la sociedad, no a los bolsillos de unos de uno cuantos”, precisa X i Jinping, presidente de China en un mensaje a los ricos y empresarios chinos.
El “milagro chino” no es un mero accidente histórico, sino el resultado de políticas visionarias y un liderazgo firme. Desde las reformas de Deng Xiaoping en 1978, China ha experimentado un crecimiento económico sostenido que ha transformado la vida de cientos de millones de personas. La erradicación de la pobreza extrema, mucho antes de los plazos establecidos por la ONU, es un logro que habla por sí solo.
Como afirma el presidente Xi Jinping, “el capital sirve al bienestar de la sociedad, no a los bolsillos de unos cuantos, y la planificación estatal guía el rumbo de la nación, asegurando que el mercado sirva al pueblo “. Esta filosofía, centrada en el desarrollo inclusivo y equitativo, es la piedra angular del éxito chino.
China se ha posicionado a la vanguardia de la revolución tecnológica, invirtiendo masivamente en áreas clave como la inteligencia artificial, el 5G y las energías renovables. Empresas como Huawei, Tencent y Alibaba son ejemplos del dinamismo y la capacidad innovadora del país. La digitalización de la vida cotidiana, desde los pagos móviles hasta los servicios públicos, es un testimonio del poder transformador de la tecnología china.
La apuesta de China por la innovación no solo impulsa su propio desarrollo, sino que también ofrece soluciones y oportunidades para el resto del mundo. Su liderazgo en la era digital es un ejemplo de cómo la tecnología puede ser un motor de progreso y bienestar. por lo hay que destacar que China no solo ha redefinido su propio destino, sino que también ha alterado el equilibrio del poder mundial.
Aun en medio de la incertidumbre, de las llamas encendidas, y de los escombros como secuela dejada por la segunda guerra mundial, el presidente Mao Tse Tung, advirtió que “el mundo progresa y el futuro es brillante; nadie puede cambiar esta tendencia general de la historia”. Esta visión optimista refleja la confianza de China de que un mundo mejor es posible, y que esa resiliencia estaba impregnada en su capacidad para construir un futuro mejor para la humanidad.
De ahí que la República Popular China se distingue por su enfoque de “ganar-ganar” en sus relaciones internacionales, priorizando la cooperación mutua y el desarrollo compartido, que a diferencia de la visión occidental, que a menudo prioriza los intereses sobre la amistad, China considera que la amistad es la base para una cooperación duradera y fructífera. Esta filosofía se refleja en sus inversiones y negociaciones con otros países, donde busca crear asociaciones beneficiosas para todas las partes involucradas.
Este enfoque históricamente ha marcado su estrategia deportiva, y proclamado ante el mundo que la “amistad primero, y la competencia después”, con lo ha subraya la importancia de los lazos personales y el respeto mutuo, con lo que ha demostrado que la cooperación y la competencia pueden coexistir armoniosamente, generando resultados positivos para todos.
China nos invita a reflexionar sobre la importancia de la planificación estratégica, la inversión en innovación y el compromiso con el bienestar social. Su modelo ofrece lecciones valiosas para construir un futuro más justo, equitativo y próspero para todos. Su transformación, de una economía rural y subdesarrollada a una potencia global en apenas cuatro décadas, es un caso de estudio que invita a la reflexión.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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