Honduras entre dos fuerzas: el pueblo organizado y la oligarquía tradicional

Elaborado por: Leoncio Alvarado Herrera

Tegucigalpa, 30 may (AHN) La historia política de Honduras ha estado marcada por el dominio del bipartidismo, representado por el Partido Liberal y el Partido Nacional, que durante más de un siglo se han alternado en el poder. Detrás de estas fuerzas políticas tradicionales ha operado de manera constante la oligarquía hondureña, hoy identificada comúnmente como “las 10 familias que no pagan impuestos”. Este grupo ha ejercido una fuerte influencia sobre el Estado, impulsando políticas orientadas a proteger sus propios privilegios económicos.

En muchos casos, estos partidos han estado liderados por miembros de esa misma oligarquía o por sus descendientes, quienes han promovido leyes y políticas públicas que refuerzan su poder y capital. Así, el bipartidismo no ha representado un proyecto transformador para la mayoría del pueblo hondureño. A lo largo de más de 100 años, la pobreza en el país ha variado entre el 60 % y el 75 % de la población, lo que evidencia que las políticas públicas implementadas en nombre del pueblo no han tenido un impacto significativo en la mejora de sus condiciones de vida.

Esta estrecha fusión entre clase política y oligarquía ha creado una dinámica en la que los políticos parecen ser simples ejecutores de los intereses económicos de unos pocos. Como consecuencia, Honduras ha vivido en un prolongado letargo, que ha generado un sentimiento de resignación en la población, normalizando la pobreza como un destino inevitable. Este modelo recuerda, en cierta medida, al sistema feudal de la Edad Media, donde ser pobre o rico se percibía como algo natural, casi como una voluntad divina. Aunque ya no se exprese abiertamente, esta mentalidad parece haberse instaurado de forma sistemática en la sociedad hondureña actual.

La oligarquía hondureña actual tiene un origen particular: es mayoritariamente de ascendencia árabe-palestina. Su llegada al país fue facilitada por leyes migratorias promulgadas en 1866, 1895 y 1927, que originalmente estaban dirigidas a atraer inversión extranjera, especialmente de europeos y norteamericanos, con el objetivo de desarrollar un país entonces predominantemente rural. Estas leyes también respondían a una visión eugenésica de “mejorar la raza” del país.

Con el tiempo, estos inmigrantes se consolidaron en el comercio y posteriormente se fueron apropiando de estructuras del Estado. Además, esta oligarquía no es meramente nacional: responde a intereses transnacionales, principalmente de Estados Unidos y Europa, lo que convierte a sus empresas en simples sucursales de grandes monopolios globales. Así, buena parte de los beneficios generados en Honduras terminan acumulándose en el extranjero.

Este grupo económico es el que actualmente sostiene y dirige al bipartidismo. Esto se refleja, por ejemplo, en la resistencia de estos partidos a aprobar leyes que afectarían los intereses de las élites, como la Ley de Justicia Tributaria, que obligaría a estas familias a pagar impuestos y aportarían más de 60 millones de lempiras al Estado, o la Ley de Tarjetas de Crédito, que busca eliminar los cobros abusivos a la ciudadanía a la cual últimamente se ha opuesto boicoteando el Congreso Nacional.

Frente a este modelo de poder concentrado, ha emergido históricamente una corriente política impulsada por la clase trabajadora. Esta ha tomado forma en distintos momentos a través de partidos como el Democrático Revolucionario en la primera mitad del siglo XX, el Partido Comunista fundado en 1953, que tuvo un papel clave en la histórica Huelga Bananera, y, más recientemente, el Frente Nacional de Resistencia Popular, surgido tras el golpe de Estado de 2009 y que dio origen al partido Libre en 2011.

El surgimiento de Libre representa una ruptura con el modelo bipartidista tradicional. Este partido se presenta como la contraparte del poder económico enquistado por más de un siglo, y su principal desafío ha sido enfrentar una estructura de poder profundamente arraigada y protegida por intereses oligárquicos nacionales e internacionales.

Una forma clara de reafirmar nuestras palabras es señalar que el bipartidismo tradicional no representa al pueblo. Esto se evidencia cada 1° de Mayo: no cuentan con el respaldo de la clase trabajadora, porque su base no está en las calles ni en las luchas sociales, sino en las élites. Ellos no marchan porque no los mueve la justicia social, sino el privilegio. En contraste, el primer mandato del actual gobierno ha demostrado su compromiso con el pueblo al realizar la mayor inversión pública en la historia del país, transformando la educación, la salud, la infraestructura y el sector energético con un presupuesto cercano a los 96 mil millones de lempiras. Hoy, con una conciencia popular fortalecida tras el golpe de Estado y un mayor entendimiento del carácter y las acciones del poder hegemónico bipartidista, el partido del pueblo se consolida.

Este 30 de noviembre se librará una nueva batalla entre dos proyectos de nación: uno que responde a los intereses de las mayorías y otro que defiende los privilegios de una minoría oligárquica. Sabemos que esa élite bipartidista recurrirá a todos sus mecanismos de manipulación y desestabilización: medios de comunicación privados, ONG y organizaciones de sociedad civil politizadas, así como voceros extranjeros alineados con la derecha. Su campaña, como de costumbre, se basará en falsedades, en un discurso que invoca al pueblo, a la democracia y a la Constitución, mientras sus acciones son opuestas a esos principios.

Se ha hablado de dos grandes corrientes políticas: la del pueblo y la de la oligarquía. Algunos podrían preguntarse por qué no se mencionan otros partidos pequeños. La realidad es que la mayoría de ellos terminan alineándose con una de estas dos fuerzas. En muchos casos, estos partidos minoritarios funcionan como instrumentos del bipartidismo, sirviendo de apoyo o cuña para mantener la estructura que ellos quieren.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

PUEDES LEER: LAS DEUDAS Y EL AHORRO: LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

Anterior

Rusia prevé presentar propuesta de alto al fuego con Ucrania

Siguiente

Cuba expresa inconformidad por conducta injerencista de encargado de negocios estadounidense

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Populares