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Tegucigalpa, 12 oct (AHN) El analista Héctor Soto advirtió hoy que Honduras debe abandonar el modelo tradicional de incentivos fiscales para atraer inversión extranjera, ya que este enfoque ha demostrado ser ineficaz y regresivo.
Según Soto, durante décadas, el país ha basado su estrategia en reducir impuestos y otorgar exoneraciones a inversionistas, con la esperanza de atraer capital y fomentar el desarrollo económico, paradigma que no ha logrado impulsar un crecimiento incluyente ni garantizar un desarrollo sostenible en el país.
Actualmente, el Estado hondureño otorga más de 200 millones de lempiras diarios en exoneraciones fiscales, mientras que la mayor carga tributaria recae sobre los sectores más empobrecidos.
Según el analista, esta estructura fiscal es profundamente injusta, regresiva e ineficiente, ya que privilegia a quienes ya concentran capital y excluye a las mayorías.
A pesar de las generosas ventajas fiscales, la inversión extranjera no ha contribuido significativamente a reducir la pobreza ni la desigualdad, sostiene Soto.
El experto subrayó que el país debe replantear el enfoque de inversión desde la lógica de la democratización económica y no desde la competencia por privilegios fiscales.
“La pregunta central es cómo cambiar el paradigma de la inversión”, afirma Soto, y propone que la respuesta está en crear un entorno inclusivo, competitivo y estructuralmente más sólido.
En lugar de regalar exoneraciones, Honduras debe construir condiciones macroeconómicas estables y ofrecer una infraestructura logística moderna que haga rentable invertir en el país.
Soto destaca la necesidad de una fuerza laboral tecnificada, una matriz energética limpia y una banca que facilite el acceso al crédito para pequeños y grandes empresarios. El país debe apostar por el valor agregado y la transferencia de capacidades, no por el autoritarismo económico ni la dependencia de capital externo sin compromiso social.
El nuevo modelo debe fomentar encadenamientos productivos, empleo de calidad y bienestar colectivo, subordinando la inversión al interés nacional y no al revés.
“El reto no es atraer inversión a cualquier costo, sino hacerlo estratégicamente, desde una lógica de transformación y justicia económica”, subrayó el analista.
En su visión, una economía democratizada no excluye la inversión extranjera, pero exige que esta contribuya al desarrollo equitativo de las regiones y sectores excluidos.
Soto propone un Estado activo que deje de subsidiar a las élites y se convierta en generador de valor público a través de políticas económicas inteligentes y sostenibles.
En su análisis, señala como ejemplo estratégico el proyecto de ferrocarril interoceánico que conectaría el Pacífico con el Atlántico, fortaleciendo la competitividad logística del país.
La transformación del entorno macroeconómico no solo atraerá inversión, sino que permitirá a las empresas mejorar su productividad y enfrentar con éxito los mercados globales, sostuvo.
Para Soto, Honduras debe competir por tener el mejor entorno económico, no por ser el país con los impuestos más bajos de la región.
Concluyó que la inversión no debe buscarse con desesperación, sino proyectarse con visión, planificación y bajo principios de justicia económica y sostenibilidad.
“El país que más inversión atrae no es el que más exoneraciones concede, sino el que transforma su economía en un entorno favorable y justo”, finalizó el analista.
JAS
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