Honduras anuncia rebaja en el precio de los combustibles después de Semana Santa
Tegucigalpa, 7 ene (AHN) Con el fin de derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua en 1980 y hacer retroceder a los movimientos de izquierda, Estados Unidos apostó temporalmente a centenares de soldados norteamericanos en Honduras.
Fue así que, en 1982 se estableció en el país centroamericano la base militar José Enrique Soto Cano, conocida como Palmerola, bajo un acuerdo de cooperación entre ambas naciones, con el objetivo de contener la influencia soviética en Centroamérica.
La presencia militar de Washington sirvió para realizar operaciones contra la lucha de los movimientos progresistas de ese entonces, en plena Guerra Fría.
En la base opera la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, una de las dos fuerzas de trabajo del Comando Sur de Estados Unidos y la Fuerza Aérea hondureña.
La instalación militar norteña está formada por más de 500 militares estadounidenses y 500 civiles hondureños y estadounidenses.
¿A qué responden los intereses de EE. UU. en la región?
La presencia del destacamento militar en el norte de Honduras responde principalmente a intereses geopolíticos, lo que no solo resulta en violaciones de derechos humanos, sino que, en lugar de erradicar el crimen y el narcotráfico, contribuye a su aumento.
Esto es precisamente lo que señala el Gobierno hondureño al expresar preocupaciones sobre la soberanía nacional y las implicaciones de la injerencia extranjera.
Asimismo, la presencia militar estadounidense en la nación hondureña limita la capacidad del país para tomar decisiones independientes en materia de política exterior y defensa, lo que se traduce en una clara violación de la soberanía nacional.
Oscura presencia de las bases militares estadounidenses
La instalación de Palmerola y la presencia militar estadounidense en la nación centroamericana generó violaciones de derechos humanos y solo entre 1981 y 1984 la intervención de EE. UU. resultó en más de un centenar de personas desaparecidas.
A nivel internacional, también existe una amplia evidencia de que las bases militares estadounidenses facilitan golpes de Estado, la extracción ilegal de minerales y la violencia sexual en los países donde están instaladas.
El país norteamericano tiene más de 800 bases militares en todo el mundo, muchas de las cuales se establecieron durante la Guerra Fría.
Tras las intervenciones norteamericanas en los países más pobres del mundo, especialmente en el continente africano y Oriente Medio, los más afectados son los niños y las mujeres.
BRP
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