Cuba y Venezuela conmemoran 25 años del Convenio Integral de Cooperación entre ambas naciones
Elaborado por: Lois Pérez Leira
4 oct (AHN) La expulsión del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL) es un evento que, más allá de ser un simple movimiento estatutario, revela la profunda crisis ideológica y la derechización de esta organización. El protagonismo de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México y actual presidente de la COPPPAL, en esta acción confirma las sospechas sobre sus verdaderas intenciones y alianzas.
El político mexicano, envuelto en acusaciones de corrupción y otros delitos en su país —denuncias que él tilda de “persecución política” por parte del gobierno de Morena—, ha utilizado su posición en la COPPPAL para enarbolar una agenda que se alinea claramente con los intereses de la derecha regional e internacional. Que un político con un historial tan cuestionado en México lidere un organismo que se supone promueve la democracia y el progresismo es, en sí mismo, una paradoja hiriente.
Su llegada a la presidencia de la COPPPAL, en 2019, y su reelección, no estuvo exenta de controversia. La percepción de que su ascenso se debió a maniobras políticas internas, potencialmente incluyendo alianzas con partidos de derecha, e incluso rumores de sobornos a dirigentes, subraya una preocupante falta de transparencia y legitimidad dentro de la organización.
La Expulsión del PSUV: Un Quiebre Ideológico
La reciente expulsión del PSUV, partido del gobierno venezolano, se presenta como el clímax de esta deriva. Aunque la COPPPAL está históricamente vinculada a la socialdemocracia y el progresismo, la acción, impulsada por Moreno y respaldada por partidos afines a la derecha, marca un punto de inflexión.
Este movimiento ha sido interpretado por muchos como una respuesta a presiones externas—la persistente sombra de ser un “hombre de la CIA” resuena en los círculos que critican la injerencia estadounidense—y una clara señal de que Moreno busca transformar la COPPPAL en una plataforma al servicio de agendas ajenas a los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos que históricamente defendía.
La renuncia hace años de Nicaragua a la COPPPAL, entendiendo esta situación como un viraje ideológico inaceptable, evidencia la gravedad del quiebre. Mientras algunos partidos progresistas de la región se han mantenido en una pasividad desconcertante, la acción de Moreno ha forzado a los bloques ideológicos a redefinirse.
La Sombra de la Corrupción y la Hipocresía
¿Hacia una Nueva Coordinadora Progresista?
La crisis generada por el liderazgo de Moreno y la expulsión del PSUV podría ser el catalizador para la división inminente de la COPPPAL. La existencia de un organismo liderado por un cuestionado político del PRI, actuando en consonancia con partidos de derecha, es insostenible para las fuerzas auténticamente democráticas y progresistas.
Fuentes políticas progresistas auguran con razón la creación de una Coordinadora de Partidos Políticos Democráticos y Progresistas de América Latina. Este nuevo espacio surgiría como un refugio ideológico, una trinchera para aquellos partidos que se niegan a sucumbir a la hipocresía política, la corrupción y la injerencia extranjera. La política regional necesita una brújula moral; si la COPPPAL ha perdido la suya, es imperativo crear una nueva que sirva a los intereses de la justicia social, la soberanía y la verdadera democracia en el continente.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
PUEDES LEER: La Contradictoria Armadura del KKE: Sectarismo y el Espejismo de la “Internacional Incondicional”
