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Tegucigalpa, 28 sep (AHN) El analista hondureño, Héctor Soto cuestionó hoy lo que denominó el “autoritarismo económico”, un modelo que según él, concentra la riqueza en pocas manos mientras limita las oportunidades para los sectores más pobres.
A través de un mensaje de X, Soto manifestó que, a diferencia de la política, donde el voto del rico y el del pobre tienen el mismo valor, en la economía, las oportunidades se conceden a unos y se niegan a otros, generando un escenario en el que la democracia avanza en las urnas, pero retrocede en la vida cotidiana.
Soto, en ese sentido, advirtió que este autoritarismo económico se sostiene en la concentración acelerada del patrimonio de los más ricos, en sistemas financieros que excluyen a los pobres y en Estados capturados por privilegios con regímenes fiscales regresivos.
En ese terreno, la desigualdad deja de ser vista como un problema y se convierte en ideología, amparada en narrativas meritocráticas que glorifican al mercado e invisibilizan el rol de lo público como generador de equidad y riqueza, afirmó.
Ante esa realidad, planteó que la democratización de la economía debe entenderse como un proceso de apertura desde abajo, en el que las oportunidades lleguen a los sectores históricamente excluidos mediante acceso justo al crédito, tierras productivas, tecnología, empleo, educación, salud y programas sociales.
Proteger económicamente a la gente —dijo— es el verdadero camino hacia la justicia social.
El analista subrayó que democratizar la economía implica redistribuir riqueza, responsabilidades y poder del capital concentrado, lo que exige un sistema financiero más incluyente y un sistema tributario transparente, con impuestos más justos y un gasto social orientado a estructurar bienestar de largo plazo.
En este sentido, señaló que el Estado debe dejar de ser una máquina garantista de privilegios para convertirse en un verdadero generador de valor público.
Finalmente, Soto consideró que el país necesita un Estado transformado y con visión estratégica, capaz de orientar la política económica hacia energías limpias, infraestructura clave como el ferrocarril interoceánico, disciplina fiscal acompañada de responsabilidad social y un combate decidido a la usura.
Democratizar la economía, enfatizó, no es un eslogan, sino el camino para construir ciudadanía económica, redistribuir la riqueza y garantizar que el dinero de los pobres también rinda en una sociedad más justa.
BRP
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