Presidente de España reafirma alianza con Honduras y cooperación internacional
Elaborado por: Lois Pérez Leira
Tegucigalpa, 30 jun (AHN) Jeannette Jara, exministra del Trabajo y candidata del Partido Comunista de Chile, ha logrado un triunfo contundente en las elecciones primarias de la coalición oficialista “Unidad para Chile”, imponiéndose como la abanderada presidencial del sector para los comicios de noviembre de 2025.
Su victoria marca un hito político: por primera vez desde el retorno a la democracia, una figura del Partido Comunista —fundado por Luis Emilio Recabarren y parte fundamental de la historia de la izquierda chilena— liderará la candidatura de la alianza de gobierno, que hoy co-gobierna con el presidente socialdemócrata Gabriel Boric.
Con cerca del 60 por ciento de los votos, Jara superó con holgura a sus rivales internos, entre ellos la ministra del Interior, Carolina Tohá (28 %), del Partido por la Democracia, y Gonzalo Winter, representante del Frente Amplio.
Este respaldo le otorga una legitimidad amplia dentro del progresismo chileno, y refuerza la posición del Partido Comunista en el seno del poder, tras años de acompañar desde el segundo plano a gobiernos de centroizquierda.
Su campaña evitó la estética clásica del comunismo chileno. Alejada de las consignas rígidas o los símbolos históricos, Jara optó por un tono moderado, centrado en propuestas concretas, como la defensa de las reformas laborales impulsadas durante su gestión ministerial —reducción de la jornada a 40 horas, alza del salario mínimo, fortalecimiento de la negociación colectiva—.
Su estilo sereno, su trayectoria sindical y su capacidad de diálogo le permitieron conquistar el apoyo transversal de distintas franjas del oficialismo, e incluso atraer votantes independientes.
El triunfo de Jara no solo tiene implicancias partidarias, sino que también representa un punto de inflexión histórico para el Partido Comunista de Chile, el partido de Pablo Neruda, Luis Corvalán y Gladys Marín.
Desde su fundación en 1912 como Partido Obrero Socialista, el PC ha sido actor clave del movimiento obrero y protagonista en los momentos más definitorios del siglo XX chileno, desde el Frente Popular hasta la Unidad Popular con Salvador Allende.
Sin embargo, su peso electoral y presencia institucional habían estado limitados por décadas de exclusión, estigmatización y marginalidad, especialmente tras la dictadura.
El ascenso de Jara puede abrir una nueva etapa para la izquierda chilena. En medio de un escenario regional marcado por el ascenso de la extrema derecha y la crisis de las democracias liberales, su liderazgo plantea una apuesta distinta: una izquierda con raíces marxistas, pero con vocación de mayoría, que busca articular demandas sociales con gobernabilidad democrática.
Boric, al respaldarla explícitamente tras su victoria, ha reforzado la idea de una continuidad dentro del oficialismo, aunque los desafíos no serán menores: unir al progresismo fragmentado, movilizar un electorado fatigado, y enfrentar una derecha envalentonada con figuras como José Antonio Kast y Evelyn Matthei.
Jeannette Jara se proyecta así como un símbolo de renovación para el comunismo chileno. Su candidatura combina el legado histórico del partido de Recabarren, con la posibilidad de representar una alternativa de gobierno en clave moderna y pluralista.
Su desafío será mantener esa tensión entre coherencia ideológica y amplitud política, para hacer viable una presidencia transformadora, en sintonía con las aspiraciones sociales del Chile post-estallido. La izquierda tiene en Jara una oportunidad inédita: disputar el poder desde su identidad, sin renunciar a la posibilidad de mayoría.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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