Detienen en el oriente de Honduras a ocho personas por tráfico de drogas
Elaborado por: Lois Pérez Leira
Tegucigalpa, 15 nov (AHN) El panorama político en Estados Unidos, polarizado y dominado por la figura de Donald Trump, ha propiciado un fenómeno inesperado: el resurgimiento y la creciente visibilidad del socialismo democrático. Lo que hace apenas una década era una ideología marginal, hoy se manifiesta con fuerza, especialmente en las grandes urbes, postulándose como una posible alternativa de renovación frente al autoritarismo percibido.
Este avance se ha materializado en triunfos electorales concretos en ciudades clave. El ejemplo más notorio es, sin duda, la ciudad de Nueva York, que recientemente eligió a Zohran Mamdani, un miembro de la organización Democratic Socialists of America (DSA), en un puesto clave. Sus propuestas, como la congelación de alquileres, el transporte público gratuito y la expansión de servicios sociales, representan un claro manifiesto de políticas que buscan reducir la desigualdad rampante en la metrópolis.
De igual importancia es la ciudad de Seattle, donde el socialismo democrático ha tenido un impacto sostenido, simbolizado por la concejala Kshama Sawant. Sawant, una figura prominente del partido Socialist Alternative, ha sido reelegida en varias ocasiones y ha sido fundamental en la aprobación de políticas históricas, como la subida del salario mínimo a $15 por hora, siendo la primera gran ciudad del país en hacerlo.
Más recientemente, Sawant fue clave en impulsar el llamado “Tax on Amazon,” un impuesto a las grandes corporaciones para financiar viviendas sociales y servicios para personas sin hogar. Estas victorias locales son cruciales, ya que demuestran que las ideas socialistas pueden traducirse en triunfos electorales reales y gestionar políticas públicas efectivas, ofreciendo soluciones concretas a las crisis de vivienda, deuda estudiantil y precariedad laboral.
El movimiento estadounidense que está tomando fuerza busca reformar el capitalismo a través de la democracia, inspirándose más en el modelo de bienestar social escandinavo o en la tradición laborista europea. En EEUU, el enfoque está en la expansión masiva de la red de seguridad social, incluyendo Medicare para todos, universidad gratuita, un New Deal Verde para abordar la crisis climática y el fortalecimiento de los sindicatos. Busca lograr una democracia económica sin desmantelar necesariamente la estructura constitucional liberal.
El movimiento se presenta, en esencia, como un baluarte democrático frente a la retórica y las tendencias autoritarias asociadas a la administración de Donald Trump. La propuesta es clara: la justicia social no debe ser sacrificada por la estabilidad económica, ni la democracia debe ser socavada por el poder ejecutivo.
El camino del socialismo democrático en EEUU está lleno de obstáculos, como el estigma histórico de la Guerra Fría, pero su avance en ciudades clave como Nueva York y Seattle demuestra que las bases están cambiando. Su éxito futuro dependerá de si logra traducir estas victorias locales en poder a nivel estatal y federal, ofreciendo una alternativa que sea a la vez radicalmente reformista y profundamente democrática.
¿Le gustaría que desarrolle una sección sobre las propuestas económicas concretas que defienden los socialistas democráticos en Estados Unidos? EEUU: ¿Una Alternativa al Autoritarismo?
El panorama político en Estados Unidos, polarizado y dominado por la figura de Donald Trump, ha propiciado un fenómeno inesperado: el resurgimiento y la creciente visibilidad del socialismo democrático. Lo que hace apenas una década era una ideología marginal, hoy se manifiesta con fuerza, especialmente en las grandes urbes, postulándose como una posible alternativa de renovación frente al autoritarismo percibido.
Este avance se ha materializado en triunfos electorales concretos en ciudades clave. El ejemplo más notorio es, sin duda, la ciudad de Nueva York, que recientemente eligió a Zohran Mamdani, un miembro de la organización Democratic Socialists of America (DSA), en un puesto clave. Sus propuestas, como la congelación de alquileres, el transporte público gratuito y la expansión de servicios sociales, representan un claro manifiesto de políticas que buscan reducir la desigualdad rampante en la metrópolis.
De igual importancia es la ciudad de Seattle, donde el socialismo democrático ha tenido un impacto sostenido, simbolizado por la concejala Kshama Sawant. Sawant, una figura prominente del partido Socialist Alternative, ha sido reelegida en varias ocasiones y ha sido fundamental en la aprobación de políticas históricas, como la subida del salario mínimo a $15 por hora, siendo la primera gran ciudad del país en hacerlo. Más recientemente, Sawant fue clave en impulsar el llamado “Tax on Amazon,” un impuesto a las grandes corporaciones para financiar viviendas sociales y servicios para personas sin hogar.
Estas victorias locales son cruciales, ya que demuestran que las ideas socialistas pueden traducirse en triunfos electorales reales y gestionar políticas públicas efectivas, ofreciendo soluciones concretas a las crisis de vivienda, deuda estudiantil y precariedad laboral.
El movimiento estadounidense que está tomando fuerza busca reformar el capitalismo a través de la democracia, inspirándose más en el modelo de bienestar social escandinavo o en la tradición laborista europea. En EEUU, el enfoque está en la expansión masiva de la red de seguridad social, incluyendo Medicare para todos, universidad gratuita, un New Deal Verde para abordar la crisis climática y el fortalecimiento de los sindicatos. Busca lograr una democracia económica sin desmantelar necesariamente la estructura constitucional liberal.
El movimiento se presenta, en esencia, como un baluarte democrático frente a la retórica y las tendencias autoritarias asociadas a la administración de Donald Trump. La propuesta es clara: la justicia social no debe ser sacrificada por la estabilidad económica, ni la democracia debe ser socavada por el poder ejecutivo.
El camino del socialismo democrático en EEUU está lleno de obstáculos, como el estigma histórico de la Guerra Fría, pero su avance en ciudades clave como Nueva York y Seattle demuestra que las bases están cambiando. Su éxito futuro dependerá de si logra traducir estas victorias locales en poder a nivel estatal y federal, ofreciendo una alternativa que sea a la vez radicalmente reformista y profundamente democrática.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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