Autoridades hondureñas anuncian inicio de fuerte temporada ciclónica en el país
Elaborado por: Daniel Alberto R. Madriz
16 may (AHN) Donald Trump se tomó “a lo mero macho” la República de Panamá. La frase inicial, pareciera una nueva serie de Netflix u otra empresa de películas por Internet. Pero no, es la cruda realidad, que por los medios sociales de comunicación, ahora nos enteramos en tiempo real de lo que sucede en el mundo.
Apenas el nuevo presidente estadounidense, se sentó en la Casa Blanca, prometió recuperar el Canal de Panamá, como si eso se tratara de un automóvil extraviado o una maleta olvidada en un aeropuerto. Lo de recuperación fue un eufemismo empleado por Trump, pero lo que quiso decir realmente, fue que los EE.UU. con su poderío militar, se tomaría de nuevo el Canal de Panamá, por las buenas o por la malas y esa amenaza y chantaje, bastó para que el títere presidente del Istmo centroamericano, bajara la cervical, frente al emperador gringo Donald Trump.
Hace unas semanas atrás, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, y el ministro de Seguridad Pública de Panamá, Frank Alexis Abrego, firmaron en la Ciudad de Panamá, un memorándum de entendimiento. Dicho acuerdo vigente por tres años renovable, contempla el uso por parte de tropas de EE.UU. de instalaciones de seguridad panameñas.
El presidente de la República de Panamá, José Raúl Mulino, fue testigo de la firma, pero su papel fue de simple espectador, quien estuvo sentado en la mesa, “soldo, ciego y mudo”.
El alto representante militar del gobierno estadounidense Pete Hegseth, afirmó que el acuerdo “restablece la presencia rotativa” de militares estadounidenses en tres bases en Panamá (Sherman, Rodman y Howard) y permite que los barcos militares estadounidenses naveguen “primero y gratis” o “primero y libres”, por el Canal de Panamá, según sea la traducción de la frase en los dos idiomas empleados en el acuerdo, siendo esta imposición, un evidente acto de claudicación de la soberanía panameña y de los Tratados Torrijos-Carter, firmados por EE.UU. y Panamá en Washington D.C. el 7 de Septiembre de 1977, que reemplazaron al Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903.
Los EE.UU. alude que esta acción se realiza para “contrarrestar la influencia maligna” que supuestamente tiene China en el Canal de Panamá, sin embargo, el 40% de las mercancías que atraviesan el canal en los barcos respectivos, pertenecen al mercado norteamericano, mientras China sólo utilizan un 14% para sus productos.
Como era de esperar, el memorando de cinco páginas provocó un zafarrancho de críticas sobre el gobierno panameño por parte de los nacionales y extranjeros de ese país y sembró en el pueblo infinidades de dudas e interrogantes sobre el alcance de memorándum, donde se percibe un evidente retroceso en la historia de la lucha por la soberanía sobre el Canal, y un volver al pasado colonialista, y a la política del garrote iniciada en la doctrina Monroe, que había sido desterrada en los tiempos del general nacionalista Omar Torrijos.
El acuerdo militar contemplado en el Memorando de entendimiento, contiene 22 puntos, donde se establece un marco de cooperación, donde se autoriza al ejército de EE.UU. instalar tropas en país centroamericano, con fines de entrenamiento y para usar sin restringiones las instalaciones y bases militares del gobierno, que significaría, una ocupación silenciosa, sin disparar un tiro en el territorio panameño.
Por otra parte, la Base Naval Rodman, la Base Aérea de Howard y el Fuerte Sherman, donde se ubica un campamento de entrenamiento y prácticas militares, fueron puestos a disposición del ejército estadounidense, pero manteniendo siempre su administración panameña, según el memorando.
“El personal de los EE.UU. y los contratistas de los EE.UU. podrán utilizar las ubicaciones autorizadas, las instalaciones y áreas designadas para impartir entrenamiento, realizar actividades humanitarias, llevar a cabo ejercicios, visitas, almacenar o instalar propiedad de los EE.UU. y cualquier actividad de otro tipo, conforme lo establezcan mutuamente los participantes”, dice el documento.
Tanto las fuerzas estadounidenses como las panameñas podrán realizar ejercicios conjuntos. Es sabido que Panamá, no cuenta con un ejército regular, en consecuencia a partir del memorando firmado recientemente entre los dos países, es el ejército y las tropas norteamericanas quienes ejercerán de hecho, la seguridad y la defensa militar de Istmo.
No obstante, el pueblo panameño todavía tiene una herida abierta, ocasionada cuando 26 mil marines y unidades élites estadounidenses invadieron Panamá aquel 20 de diciembre de 1989, por orden de George H.W. Bush, ocasionando más de 5 mil muertos y un número indeterminado de heridos, a consecuencia de los continuos bombardeos que sufrió Ciudad Panamá, y otras poblaciones, cuyos misiles arrojados con precisión quirúrgica, destruyeron áreas populares ubicadas en pleno centro de la Capital, como el barrio el Chorrillo, que fue arrasado de forma total, y desde entonces borrado del mapa urbano, literalmente.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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