Candidato a designado presidencial de Libre denuncia “injerencia extranjera” en Honduras
26 nov (AHN) Tal como se expuso en la primera parte de este reportaje, el ascenso de la Presidenta Xiomara Castro y la ruptura progresiva del bipartidismo que durante décadas controló los tres poderes del Estado detonó la aparición de una constelación de plataformas que se presentan como expresiones de la “sociedad civil”. Sin embargo, su irrupción coincide sistemáticamente con coyunturas donde se disputan intereses estratégicos: elecciones, nombramientos clave o iniciativas gubernamentales que amenazan privilegios históricos.
Tras la disolución del Bloque de Oposición Ciudadana (BOC) en febrero de 2024, una estructura que se fracturó al fracasar en su intento de imponer una dupla de Fiscal General y Adjunto afín a los grupos del viejo orden, emergió un nuevo ciclo de maniobras, presiones y reagrupamientos políticos destinados a contener los cambios institucionales impulsados por el Gobierno.
2024: CICIH, CELAC y la ansiedad del viejo poder
A finales de febrero de 2024, el Congreso ratificó a Johel Zelaya como Fiscal General, un movimiento que reconfiguró el tablero institucional. Paralelamente continuaban las negociaciones para instalar la CICIH, un mecanismo cuya sola posibilidad provocó inquietud en figuras vinculadas a los años de corrupción y narcotráfico del juanorlandismo.
A este contexto se sumó un hecho de alto impacto político: en marzo de 2024, la presidenta Xiomara Castro asumió la presidencia pro témpore de la CELAC, un espacio regional que fortalece la cooperación latinoamericana y protege la soberanía ante injerencias externas. Honduras ya había intentado ocupar ese rol en 2017 bajo Juan Orlando Hernández (JOH), pero su historial de corrupción lo dejó fuera de consideración.

En medio de estos cambios internos y externos comenzaron a resurgir actores tradicionales, reciclando discursos en nombre de la “democracia” mientras defendían sus posiciones de poder.
Abril 2024: El resurgimiento militarizado y la reactivación conservadora
El 13 de abril de 2024 nació el “Ejército Ciudadano de Paz”. Su encabezado era una lista conocida: exmilitares y viejos operadores políticos bajo el liderazgo recurrente de Romeo Vásquez Velásquez. A la estructura se sumaron rostros ya presentes en redes anteriores como Gabriela Castellanos (CNA), Isaías Barahona (exvicecanciller durante el segundo mandato de JOH) y Mario Vásquez (sobrino de Romero Vásquez). Aunque la agrupación se proclamaba defensora de la democracia, su actuación se alineaba con una agenda orientada a proteger estructuras de impunidad y a desacreditar iniciativas del gobierno central.

Julio 2024: Las Iglesias entran al tablero político
Ese mismo año, una nueva fuerza se asomó: el pastor de la iglesia Vida Abundante Evelio Reyes (Primo de Juan Orlando Hernández) lanzó su movimiento “Cristianos por Honduras”. Lo acompañaba Oswaldo Canales, otro personaje cercano al juanorlandismo, que obtuvieron propiedades de alto valor económico. Ambos manejaban un discurso religioso-político que buscaba posicionarse como alternativa moral frente a un escenario electoral en transformación.
Pese a los esfuerzos, las actividades públicas de esta red tuvieron poca convocatoria y escasa capacidad de movilizar bases reales, aunque sí lograron mantenerse en el debate mediático.
Octubre–Noviembre 2024: La ruta internacional y el intento de articulación externa
En octubre de 2024, un grupo de dirigentes del Partido Nacional (PNH) y del Partido Liberal (PLH), entre ellos Nasralla Salum (candidato a presidente PLH), Rashid Mejía, la candidata designada presidencial por el Partido Nacional, María Antonieta Mejía, y Kilvett Bertrand, fueron convocados en Miami por los congresistas republicanos María Elvira Salazar y Carlos Giménez.

Según una entrevista en noviembre de este año al ex candidato presidencial del Partido Anticorrupción (PAC, fundado por Nasralla Salum), Isaías Zelaya, la reunión tenía como propósito unificar discursos y sellar una alianza para “hacer frente unido contra la estructura del oficialismo”. Sin embargo, el encuentro no produjo la coordinación esperada: ambos bloques siguieron operando desde sus propios intereses
2025: La multiplicación de redes y el retorno de los fantasmas del golpe
Bajo un monitoreo de medios realizado en 2025, se evidencia el surgimiento de al menos cuatro de diez plataformas, justamente en año electoral.
Junio 2025: “Defensores de Honduras” — El regreso de los operadores del 2009
En vísperas del aniversario del golpe de Estado de 2009, resurgieron personajes clave de aquel episodio, ahora bajo el nombre “Defensores de Honduras”. Su mensaje se centraba en rechazar “la injerencia del socialismo del siglo XXI” y en “defender” las elecciones de noviembre de 2025.
Detrás del discurso aparecían figuras como Isaías Barahona, Evelio Reyes, Luz Ernestina Mejía, Luis Maldonado, Mario Hung Pacheco (exmilitar que en su discurso ha venido amenazando con golpe de Estado), Kilvett Bertrand, Juan Diego Zelaya, Juan Carlos Sierra (asesino de la información involucrado en el caso Hermes y actual Presidente del Colegio de Periodistas de Honduras) y Marco Tulio Medina, entre otros. El comunicado insistía en que no eran un partido político, sino “el reflejo de la nación misma”, cuando son reconocidos como militantes y candidatos de partidos políticos.

Julio 2025: “Movimientos Unidos por la Democracia”
Un mes después surgió otra plataforma cuya actividad se limitó casi exclusivamente a atacar al Partido Libertad y Refundación, y al Fiscal General Johel Zelaya. La renuncia pública “puesta a disposición” por la consejera Ana Paola Hall fue instrumentalizada políticamente para culpar al oficialismo de supuestas crisis institucionales.
Agosto 2025: La disputa por el TREP y el nacimiento de un nuevo frente jurídico
Cuando el CNE comenzaba a recibir ofertas para las modificaciones del sistema TREP, emergió “Abogados por la Democracia, la Paz y la Familia”, constituida el 14 de agosto. Su único vocero: Gustavo Solórzano, presidente del Colegio de Abogados, figura ya identificada como parte de la RDD.

Su aparición coincidió con la “Marcha de las Iglesias”, impulsada por la Confraternidad Evangélica y la Iglesia Episcopal. Aunque intentaron presentarla como un acto de fe, diversos sectores religiosos, Asamblea de Dios y Párrocos en el occidente señalaron que las acciones no debían de ser político partidario.
Octubre 2025: Los audios de Cossette López y la confirmación del engranaje fraudulento
El 29 de octubre de 2025, el Ministerio Público reveló una serie de audios de la consejera del Consejo Nacional Electoral, Cossette López-Osorio, que exhibían un entramado articulado para configurar un fraude electoral orientado a beneficiar a los partidos tradicionales. Los audios también exhibieron la participación de EEUU, un actor con influencia histórica que opera desde las sombras mediante mensajes intervencionistas.
La evidencia confirmó lo que múltiples señales venían adelantando: existe un plan para fabricar escenarios de ilegitimidad y manipular el proceso electoral.
Noviembre 2025: El intento final — La red de redes
El 11 de noviembre, los candidatos Nasry Asfura y Salvador Nasralla firmaron, junto a partidos minoritarios, el “Convenio Democrático para la Defensa del Voto”, impulsado por Defensores de Honduras y coordinado por Mario Hung Pacheco.
Pocos días después, el Congreso estadounidense anunció la audiencia “Democracia en peligro: la lucha por elecciones libres en Honduras”, reforzando la estrategia de trasladar la narrativa al plano internacional.
Y finalmente, a menos de un mes de los comicios, se consolidó la mayor estructura de todas: el Consorcio de Observadores Electorales por Honduras, un conglomerado de organizaciones recicladas de las redes previas, destacando: REDH, RDD, COHEP, CNA, ASJ, Conferencia Episcopal, Colegio de Periodistas, acompañadas por el Instituto Nacional Demócrata.

La autoidentificación como “observadores ciudadanos” les permite acumular autoridad simbólica y disputar el relato público en la recta final electoral.
¿Cuánta legitimidad pueden perder para proteger su impunidad?
A estas alturas, la pregunta es inevitable: ¿Qué nueva organización pueden inventar estos grupos de poder? Cinco de las diez plataformas creadas desde la llegada de la presidenta Castro al Ejecutivo, incluyen la palabra “democracia” en su nombre, pero ¿a qué democracia se refieren? ¿Y sobre todo, a qué pueblo dicen representar?
La proliferación de estas estructuras no revela participación ciudadana genuina, sino una lucha desesperada por mantener influencia en un escenario político que ya no controlan.
Su insistencia en apropiarse del lenguaje democrático exhibe menos convicción y más temor: miedo a perder la autoridad simbólica con la que, durante décadas, definieron quién hablaba “en nombre del país”. Hoy, la verdadera discusión no es cuántos nombres nuevos puedan inventar, sino cuánta legitimidad están dispuestos a sacrificar en el intento de cubrir la impunidad que los sostiene.

AHN
PUEDES LEER: La penosa súplica de intervencionismo por parte de los partidos políticos en oposición
