Congreso hondureño recibe anteproyecto de Presupuesto General de 2026
Elaborado por: Marina Urrizola, Directora Ejecutiva del Centro para la Observacion y fortalecimiento democrático de América Latina y El Caribe
11 sep (AHN) El pasado 11 de septiembre se cumplió con lo estipulado en la normativa vigente en torno a la rotación en la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras. La asunción de la abogada Ana Paola Hall, representante del Partido Liberal, constituye un paso que fortalece la institucionalidad y da continuidad al proceso democrático hondureño. En un país donde la confianza ciudadana hacia los entes electorales aún enfrenta desafíos, este relevo ordenado merece ser reconocido.
Como es de conocimiento público, el cronograhttps://x.com/CneHondurasma electoral fue recientemente modificado por acuerdo del Pleno del CNE y con la aprobación del Congreso Nacional. La razón principal de este ajuste radica en la implementación de nuevos parámetros en el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), el cual busca limitar la intervención humana y garantizar mayor transparencia y rapidez en la difusión de los resultados.
Este cambio introduce una doble exigencia: por un lado, exige un seguimiento estricto al cumplimiento de cada etapa del nuevo calendario electoral; por otro, obliga a redoblar esfuerzos en materia de capacitación. Los operadores encargados del escaneo y la transmisión de datos deben recibir una formación sólida y especializada, ya que la confiabilidad del TREP depende de su desempeño.
No menos importante es la necesidad de planes de contingencia probados. Honduras cuenta con cerca de 1,700 centros de votación sin conectividad, que representan alrededor de 800 mil electores. Aunque se han instalado antenas satelitales y paneles solares en aquellos lugares sin servicio eléctrico, la efectividad de estas soluciones debe ser verificada con tiempo suficiente. La conectividad no solo será vital en el momento de la transmisión de resultados, sino también para la verificación biométrica del votante, un componente esencial para blindar el proceso de posibles irregularidades.
Otro aspecto sensible es la tercerización de servicios. La contratación de empresas para tareas críticas es una práctica común en muchos organismos electorales, pero ello no debe diluir la responsabilidad del CNE ni de sus funcionarios. La institucionalidad no puede ser delegada ni sustituida por informes externos de organismos internacionales o agencias ejecutoras como el PNUD. La legitimidad de las elecciones recae, en última instancia, en el ente electoral hondureño.
Es indispensable, además, que el acompañamiento internacional no se limite al día de la jornada electoral ni a la elaboración de informes posteriores, que muchas veces responden a intereses preconcebidos. Honduras necesita asistencia técnica real y constante, que permita fortalecer las buenas prácticas y afianzar la confianza ciudadana.
En síntesis, el reto de las próximas elecciones no está únicamente en la logística ni en la tecnología, sino en la capacidad del CNE para asumir con responsabilidad plena su rol institucional. La transparencia electoral se construye con reglas claras, capacitación adecuada, planes de contingencia eficaces y un compromiso irrestricto con la institucionalidad. Solo así los hondureños podrán acudir a las urnas con la certeza de que su voto será respetado y que la democracia avanza hacia una etapa de mayor madurez y credibilidad.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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