El éxito de la candidata Rixi Moncada desestabiliza al viejo orden bipartidista

Elaborado por: Leoncio Alvarado Herrera

Tegucigalpa3 jun (AHN) A seis meses de las elecciones generales, el bipartidismo intensifica su campaña de odio contra la candidata del Partido Libre, Rixi Moncada, quien ha demostrado contar con un respaldo creciente del pueblo en cada encuentro. Esto quedó claro el 1° de mayo, cuando miles de hondureños apoyaron la marcha de la clase trabajadora, y más recientemente en la Asamblea Extraordinaria del 31 de mayo, donde fue acompañada por centenares de jóvenes, mujeres y líderes regionales de todo el país. Es precisamente este apoyo popular lo que alarma al bipartidismo, que solo cuenta con el respaldo de la oligarquía.

En respuesta, el bipartidismo ha activado todo un sistema de desinformación para atacar tanto al gobierno como a la candidata, lanzando narrativas de odio carentes de argumentos válidos y profundidad. Su objetivo es falsear la verdad para atraer a la población bajo la fachada de defender la democracia y los intereses del pueblo, cuando en realidad han sido los principales responsables del deterioro social en los últimos 12 años y 7 meses. En los últimos días, la campaña se ha alimentado de voceros políticos, ONG, militantes disfrazados de bots, candidatos y medios privados, incluyendo redes sociales, que difunden mentiras.

Recordemos algunos ejemplos de esta cruel y falsa campaña donde sus acusaciones han resultado efímeras y ha quedado evidenciado que el único fin es dañar la imagen del gobierno. Por ejemplo, durante la denuncia del Tratado de Extradición, crearon un ambiente apocalíptico de narcotráfico para generar miedo en la población; sin embargo, al restituirse el mismo, su campaña se desmoronó, demostrando que no les interesa realmente la lucha contra el crimen organizado. De igual forma, pidieron casi la mitad de año la renuncia de Rixi como secretaria de Defensa, hasta que, al hacerlo conforme a la ley, su campaña también se esfumó. Esta es la naturaleza del comportamiento del bipartidismo.

¿Y qué sigue para el bipartidismo? Continuar creando campañas similares con pretextos parecidos. Actualmente, se han centrado en la Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras (CICIH), pretendiendo mostrarse como grandes interesados en la lucha contra la corrupción, cuando fueron ellos quienes expulsaron la MACCIH durante su gobierno. Además, muchos de sus miembros enfrentan procesos judiciales, como el caso del general golpista Romeo Vásquez. Por tanto, queda claro que tampoco les interesa realmente combatir la corrupción, y que pronto esta campaña desaparecerá.

El odio surge desde las élites, quienes se puede decir que son los intelectuales, y luego se propaga hacia candidatos, militantes y seguidores, hasta viralizarse en medios privados financiados por ellos mismos. Esta cadena se repite diariamente, buscando convertir mentiras en “verdades” bajo el pretexto de la libertad de expresión y de la defensa del pueblo. Es por eso por lo que la batalla que se librará en estas elecciones no será entre planes de gobierno; será la confrontación entre “El Proyecto de la Refundación” y un plan sistemático de desinformación y desacreditación impulsado por el bipartidismo. Ellos se presentan como defensores del pueblo, la democracia y la libertad de expresión, conceptos que han mancillado durante décadas para mantener su poder.

La objetividad, los hechos y la verdad terminarán por derribar esta campaña basada en una cadena de mentiras, que al desaparecer una, rápidamente construye otra para mantener y proteger los privilegios de unos pocos. El arma principal del Partido Libre para combatir esta estrategia radica en un pueblo que, tras el cruel golpe de Estado de 2009, ha desarrollado una conciencia crítica sobre la realidad del país y la verdadera democracia. Es esta misma población la que está desenmascarando el aparato ideológico manipulador que este sector ha utilizado durante años para engañar a la ciudadanía. Hoy, ante su desesperación, hacen más evidente su manera de actuar al mentir descaradamente, que incluso se vuelve una humillación para el pueblo que ha sido víctima de sus atracos.

Aquí se está gestando la verdadera lucha de clases. La denuncia de la verdad y de las injusticias estructurales acumuladas durante años no representa odio, como ellos intentan categorizarla, sino el despertar de una revolución que nace desde abajo, desde la clase trabajadora. En contraste, son ellos quienes realmente promueven el odio y la mentira, porque por primera vez se ven confrontados: se les cuestionan sus privilegios, se desenmascara su sistema y se expone cómo, mediante la apropiación del Estado, han acumulado poder y riqueza a costa del pueblo.

Mientras el bipartidismo agudiza la obsoleta campaña de desinformación, Honduras renace con un pueblo resistente y consciente de la realidad del país en que se vive este siglo XXI.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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