Honduras en la encrucijada democrática

Elaborado por: Lois Pérez Leira.

10 jul (AHN) Desde el corazón de Centroamérica, en el departamento de Atlántida, la candidata presidencial Rixi Moncada Godoy ha encendido las alarmas: una nueva amenaza a la voluntad popular se cierne sobre Honduras. Este 10 de julio de 2025, Moncada, referente de la izquierda hondureña y figura clave en la lucha por la democratización del país, ha denunciado maniobras oscuras desde el interior del Consejo Nacional Electoral.

No se trata de una acusación cualquiera. Moncada apunta directamente a los partidos Nacional y Liberal, quienes controlan la mayoría en el Pleno del Consejo. Según advierte, están preparando el terreno para una repetición de los fraudes electorales de 2013 y 2017, años en que Juan Orlando Hernández fue impuesto como presidente bajo un manto de irregularidades y represión. No olvidemos que ese mismo personaje fue condenado en junio de 2024 por la justicia estadounidense a 45 años de prisión por sus vínculos con el narcotráfico. La historia reciente de Honduras es una advertencia viva de lo que ocurre cuando la democracia es secuestrada por mafias políticas.

La advertencia de Rixi Moncada es clara: el pueblo hondureño debe mantenerse alerta. Pero no solo ellos. Desde todos los rincones de nuestra Patria Grande latinoamericana debemos acompañar y respaldar su lucha. Lo que está en juego en Honduras trasciende sus fronteras. El proceso electoral que culminará el próximo 30 de noviembre no es un simple trámite institucional. Es una batalla por la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a decidir su destino sin manipulaciones ni imposiciones.

La experiencia nos ha enseñado que los fraudes no solo destruyen la credibilidad de los sistemas democráticos: alimentan la desesperanza, refuerzan el autoritarismo y generan condiciones para nuevas violencias. Por eso, la vigilancia internacional y la movilización popular son indispensables. No se trata de injerencia, sino de solidaridad activa entre los pueblos.

Rixi Moncada representa hoy una voz que no puede ni debe ser silenciada. Su llamado interpela a todos los que creemos en una América Latina libre, soberana y profundamente democrática. Honduras no está sola. La historia la están escribiendo quienes, como Moncada, se atreven a denunciar y a luchar.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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