• diciembre 17, 2025

Honduras: la disyuntiva entre avanzar o retroceder

Elaborado por: German Fidel Bu — Sociólogo, y docente universitario

20 nov (AHN) No cabe duda de que, en esta coyuntura electoral, Honduras se enfrenta a una de las disyuntivas más importantes de las últimas décadas: Se trata elegir entre la profundización del proceso de refundación iniciado en el gobierno de Xiomara Castro Sarmiento o el retorno al estatus quo anterior bajo el control del bipartidismo tradicional.

La primera opción implica continuar por la ruta del crecimiento económico (3.8 por ciento como promedio de los últimos 4 años), el pago puntual de la deuda externa, la disciplina fiscal, el control de la inflación, fortalecimiento de las empresas del Estado y protección de los recursos públicos y patrimonio nacional, protección sistemática al medio ambiente, inversión récord en infraestructura vial (Mas de 4,000 kilómetros de pavimento hidráulico, caminos productivos, remodelación de aeropuertos…), deportiva (5 estadios y más de 90 canchas sintéticas), de salud (8 nuevos hospitales, 5 centros maternos neonatales, clínicas oftalmológicas) y educación (Mas de 5,000 escuelas reconstruidas), recuperación de la ENEE y Hondutel e inversión histórica en el área de energía para garantizar la demanda nacional.

Además de, modernización de las aduanas, energía eléctrica gratuita para más de 900,000 familias, merienda escolar y matricula gratis en las escuelas, mayor presupuesto para la educación y salud, aumento de plazas permanentes para médicos (De 1632 plazas en 2021 a más de 6,000 en 2025), mejoramiento del salario mínimo y el salario de docentes y demás trabajadores del sector público, mayor acceso al crédito para vivienda, MPYMEs y sector agrícola, bono tecnológico, bono cafetalero, bono ganadero, creación y fortalecimiento de cajas rurales (Financiamiento, asistencia técnica, personerías jurídicas, granjas de aves y de cerdos…), becas para estudiantes de todos los niveles educativos, impulso a la cultura (Casas de la cultura, cine, editoriales, estudios de grabación, etc.),mejoras en la seguridad (Disminución de la tasa de homicidios de 41.7 en 2021 a 26 en 2025 por cada 100,000 habitantes), manejo de una política exterior que apuesta a relaciones respetuosas y horizontales con todos los países reivindicando nuestra soberanía, entre tantas otras cosas que sería muy extenso describir en este espacio.

Todo ello a pasar de haber heredado un país saqueado, altamente endeudado, con una institucionalidad colapsada y penetrada por el crimen organizado, con altos índices de violencia, pobreza y desigualdad.

La segunda ruta nos conduce al pasado. Un pasado que implica el retorno al control bipartidista tradicional del gobierno, representante de los intereses de una elite conservadora, que ha dado lugar a la conformación de un Estado oligárquico que históricamente apostó por la entrega de la soberanía nacional y el territorio a intereses extranjeros, no solo cifrando en ello las expectativas de desarrollo nacional, sino buscando afuera un aliado fuerte que les garantice mantener sus privilegios (Como decía Galeano: Sin detenerse a pensar si el papel de patriotas les resultaría más rentable que el papel de vendepatrias). En consecuencia de lo cual construyeron uno de los países más pobres y desiguales de América Latina.

No debemos olvidar que en los 12 años posteriores al golpe de Estado de 2009 esa apuesta oligárquica, ultraconservadora y desnacionalizada implicó el recrudecimiento de las políticas neoliberales por las que venían apostando desde los 20 años anteriores, superando con creces cualquier momento anterior en materia de corrupción, saqueo de los recursos públicos, contratos leoninos en beneficio del sector privado, piñata de concesiones de ríos y sus cuencas, costas, minas, espectro radioeléctrico y todo cuanto pudieron de los recursos naturales del país (Cosa que alcanza su mayor nivel de desvergüenza con la promulgación de la ley de las ZEDE, iniciativa sin precedentes en Estado moderno alguno, posteriormente derogada en el presente gobierno), además de una política de exoneraciones fiscales perpetuas a los grupos oligárquicos.

Todo lo anterior contrasta con la reducción del presupuesto social (Educación, salud, vivienda), congelamiento de salarios, precarización de las condiciones laborales (v.g. Ley de empleo por hora), abandono al pequeño y mediado productor agrícola, incremento de la pobreza (73 por ciento en 2021, ocupando el tercer lugar en América Latina, en comparación a un 58.8 por ciento en 2009, año del golpe) y la desigualdad (2019: 48.2 según coeficiente de Gini, siendo el segundo lugar en desigualdad a nivel latinoamericano).

Ante tales circunstancias, en una democracia soñada los partidos de ultraderecha tendrían la oportunidad, aunque fuera a medias, de reivindicarse con el país, tratando de limpiar la imagen de su oscuro pasado, apoyando iniciativas estratégicas como la Ley de justicia Tributaria y la llegada de la CICIH al país, pero cosas como esas son impensables en su agenda y les están prohibidas por sus patrocinadores y, tal como dijo Renato Álvarez: “No puedo poner en peligro el almuerzo de mis hijos”.

Entonces, incapaces de presentar una propuesta coherente y factible se desgastan en ofrecer castillos en el aire y promesas sin ningún vínculo con nuestra realidad y al verse perdidos recurren a una campaña sucia, propia de lo que Joaquín A. Mejía llama “democracia del odio”, difundiendo noticias falsas y agitando al viejo fantasma del comunismo, como lo vienen haciendo desde tiempos de Tiburcio Carias.

Aun así, sabiéndose perdidos, invocan la intervención del imperio y se prestan a orquestar un fraude descarado cuya agenda comenzó a ejecutarse desde las elecciones primarias del 9 de marzo, con el retraso de la llegada del material electoral a los centros de votación, y que pretenden consumar el 30 de noviembre manipulando a su conveniencia el transporte del material electoral y el sistema de transmisión de datos, declarando temprano ganador a su candidato ungido o alegando fraude en caso de un muy probable triunfo de Rixi Moncada, tal como se constata en los audios revelados por el fiscal general del Estado, que implican a la consejera Cosette López, al diputado Tomas Zambrano y a un oficial de las fuerzas armadas.

Como apoyo externo a esa estrategia ya han aparecido declaraciones de personeros del departamento de Estado y senadores del partido republicano en Estados Unidos y de personajes tristemente célebres de la ultraderecha latinoamericana como el expresidente colombiano Álvaro Uribe.

Los hechos recientes demuestran que, como pasa en los demás países de la región donde ya no disponen, como estaban acostumbrados, del control total del aparato gubernamental para usarlo en función de sus intereses, en Honduras los grupos oligárquicos y ultraconservadores están dispuestos a jugarse el todo por el todo por recuperar ese control, aunque eso suponga recurrir al fraude, la violación de la ley, un golpe de Estado, la violencia y la destrucción de nuestra aun endeble democracia.

Frente a esta realidad el partido LIBRE cuenta con 3 cartas fundamentales como garantía de triunfo:

La excelente gestión realizada en estos 4 años del gobierno de Xiomara Castro cuyos resultados están respaldados por datos, hechos y obras concretas y visibles frente a los ojos de los ciudadanos, por lo que no necesita partir de mentiras, ni falsas promesas a la ciudadanía.

El nivel de conciencia, madurez, unidad, organización y capacidad de movilización de la militancia del Partido Libertad y refundación y del porcentaje mayoritario de la población que lo respalda.

Postular una candidata con una hoja de vida envidiable, con alta formación académica y una experiencia profesional de excelencia en los tres poderes del Estado y todos los niveles de la administración pública, que le permite transmitir a la ciudadanía un discurso claro y coherente sobre lo que se requiere hacer en el próximo periodo gubernamental para profundizar el proceso de refundación del Estado y la sociedad hondureña.

A escasos días del proceso electoral solo queda exhortar a la ciudadanía hondureña a ejercer el sufragio de manera consciente y responsable, sin dejarse manipular por la desinformación mediática, apostando por continuar avanzando en pro de la construcción de una sociedad mas equitativa, justa y democrática y a estar atentos actuar en defensa del respeto a la voluntad soberana del pueblo de manera pacífica, pero enérgica.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

PUEDES LEER: La arquitectura del relato: el plan de la derecha conservadora para recuperar el poder en Honduras

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