La democracia de libre mercado cautivo

Elaborado por: Jorge Luis Oviedo.

La subordinación política en el capitalismo

8 jul (AHN) Los oligarcas aman la libertad: la de conquistar, explotar, saquear y acumular. Aman, sobre todo, la libertad de no dar la cara. Se esconden tras nombres inocentes: “libre mercado”, “sociedades anónimas”, “desarrollo”. Pero su rostro verdadero es el del banquero que crea dinero de la nada, lo presta con intereses, y luego despoja de bienes reales a quien no puede pagar.

La democracia que promueven no es más que un mercado de ilusiones. Los candidatos se ofrecen como productos, las campañas como anuncios de bebidas. Los votantes, al elegir, son despojados de su poder de decisión; y quedan sometidos a las órdenes de los dueños de las corporaciones. Así, cuando celebran la victoria, ya es tarde: el gobierno visible es apenas la máscara del poder real.

Ese presidente, esos diputados, esos jueces de la Suprema Corte no fueron elegidos, sino impuestos. Como en otras épocas lo ejercían emperadores y conquistadores, hoy lo detentan financieros y corporaciones.

Gobiernan sin uniforme, pero con cabildeo: sobornos a la carta. Y, si es necesario, fomentan guerras, reparten concesiones e imponen su libertad de expresión a través de la prensa libre e independiente del interés colectivo; así los congresos y parlamentos aceptan el consenso del único discurso civilizatorio de la mayoría de voces autorizadas; y aprueban, según la conveniencia de las corporaciones, que no sólo derraman bendiciones como los pastores, sino empleos, precarios, es cierto, pero es mejor que nada…

¿Y la libertad del resto, del 75%, al 95% de la población? Es la libertad de rendirse por adelantado (es que no son competitivos), la de no tener casa ni agua (es que no ahorran, sino que consumen más de lo que ganan), la de trabajar por migajas, la de esperar que la suerte les sonría, la de morir esperando atención médica. La libertad de ser esclavos con derecho a aplaudir a los amos y de ejercer su libertad de expresión en el retrete.

¿Hay salida? Sí, pero no desde los procesos electorales circenses, ni con los discursos saturados de ilusionismo bajo el control del poder real; con eso solo podemos esperar más circo y entretenimiento barato.

Las soluciones vendrán desde la organización popular, no como petición de migajas, sino de un nuevo pacto social que desmonte el simulacro y produzca y reparta con justicia, bajo una lógica totalmente distinta al lucro, la codicia y la avaricia capitalista; donde todo ha sido convertido en mercancía.

Ejemplos hay; y el más exitoso es el Socialismo con características chinas que impulsa el Partido Comunista Chino desde que iniciaron la Reforma y la Apertura con Deng Xiaoping (22 de diciembre de 1978-9 de noviembre de 1989); aunque sin toda la etapa precedente, bajo el liderazgo de Mao, tampoco hubiese existido la posibilidad de iniciar el experimento en mención.

También hay otros ejemplos que han estado bajo asedio desde que se iniciaron, como los de Cuba (más de 65 años resistiendo a un feroz bloqueo; Nicaragua (que soportó la agresión por vía de una contrarrevolución por de 10 años), Venezuela (viene siendo agredida con centenares de medidas económicas, con robo descarado de sus empresas (EE. UU.) y su oro (Reino Unido) y que lleva más de un cuarto de siglo; y que ahora produce más del 90% de lo que consume cotidianamente.

En todo estos casos ha habido necesidad de ideas que se correspondan a las realidad, especialmente, la idiosincrasia, de cada pueblo; así como a la necesaria y conveniente experimentación social; algo que en el capitalismo clásico y el neoliberal se ha hecho y se hace desde la psicología de masas. En la actualidad a través de los algoritmos que gobiernan, sobre todo, las redes sociales.

Por ello es urgente el debate; pero no el debate de lo mismo y más de lo mismo, como pretender aplicar nuevamente recetas que el capitalismo ya usó; por ejemplo, durante la Guerra Fría (USA vs Unión Soviética), como los impuestos progresivos, que en EE. UU. llegaron a ser hasta del 94%; pero que desde el Gobierno de Reagan (1981-1985) dejaron de existir, especialmente, para las corporaciones. Por cierto, el cabildeo invertía, antes de la crisis financiera que estalló en 2008, más de USD 400 mil millones. Antes de la llegada de Reagan, el cabildeo en USA no superaba los USD 500 millones.

Esto último es solo uno de los tantos mecanismos del PODER REAL, para mantener el control del imperio corporativo de USA; y, con los oligarcas locales de cada país, el control de pequeños y medianos estados a través de los gobiernos de turno.

También es conveniente destacar lo que ha venido ocurriendo en México, desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (1 de diciembre de 2018- al 30 de septiembre de 2024) y en lo que va del Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo (1 de octubre de 2024…) a la fecha. Entre otras cosas, con la escogencia de la Suprema Corte de México que tendrá nuevos ministros elegidos por el pueblo a partir del 1 de septiembre de este 2025.

En lo que a Honduras respecta, es urgente que en este proceso electoral se incluya una CUARTA URNA PARA QUE EL VOTO SOBERANO DECIDA; pero de eso escribiremos muy pronto.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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