La hora del pueblo: en defensa de la voluntad popular en Honduras

Elaborado por: Lois Pérez Leira

Tegucigalpa, 15 jul (AHN) Una vez más, el pueblo hondureño se encuentra ante una encrucijada histórica. A medida que se acercan las elecciones, las viejas estructuras del poder, representadas por los partidos tradicionales de la oposición, activan nuevamente su maquinaria del fraude. No es la primera vez que lo intentan. Ya conocemos los métodos, los discursos y las trampas con las que buscan perpetuar un sistema que el pueblo ha rechazado una y otra vez en las urnas y en las calles.

Frente a esta amenaza a la democracia y al derecho sagrado del voto, la respuesta no puede ser el silencio ni la pasividad. Por eso, saludamos con firmeza y convicción el llamamiento a la movilización popular realizado por la candidata presidencial Rixi Moncada y el coordinador general del Partido Libre, Manuel Zelaya Rosales. Su llamado no es una estrategia partidaria: es un acto de responsabilidad política y moral ante una nación que ha sido traicionada demasiadas veces por las élites corruptas.

Rixi Moncada, con su trayectoria íntegra y valiente en la defensa de la soberanía electoral, representa la esperanza de una verdadera transformación. Su compromiso con el pueblo va más allá de las palabras. Ha sido una voz firme frente a los intentos de manipulación del Consejo Nacional Electoral, y hoy encarna la voluntad popular que exige elecciones limpias, transparentes y sin injerencias de los poderes fácticos.

Manuel Zelaya, por su parte, entiende como pocos la necesidad de mantener al pueblo movilizado. Su experiencia como presidente depuesto por un golpe de Estado le ha enseñado que la democracia en Honduras solo se sostiene si hay un pueblo en pie, dispuesto a defender sus conquistas. Su liderazgo, lejos de responder a intereses personales, ha sido y sigue siendo una herramienta al servicio de la lucha popular.

Los partidos de la oligarquía, aliados con intereses transnacionales, temen la llegada de otro gobierno de Libre que no se arrodille ante ellos. Por eso conspiran, presionan, compran conciencias y buscan dividir. Pero no lograrán detener una avalancha de dignidad que recorre el país de norte a sur. Las calles, las comunidades, los sindicatos, las juventudes y las mujeres están listas para resistir y para luchar.

No se trata solo de una elección. Se trata del futuro de Honduras. Se trata de romper, de una vez por todas, con el ciclo del saqueo, de la represión, de la exclusión. Se trata de abrirle paso a un proyecto político que ponga al ser humano por encima del capital, que priorice la educación, la salud, el trabajo y la justicia social.

Por eso, hoy más que nunca, debemos acompañar el llamado a la movilización. La historia nos ha enseñado que los derechos no se mendigan, se conquistan. Y el pueblo hondureño, digno heredero de Morazán, sabe conquistar lo que le pertenece.

Es hora de defender la democracia en las calles, con organización, con fuerza y con esperanza. No al fraude, sí al poder del pueblo.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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