Elaborado por: Lois Pérez Leira
17 oct (AHN) La historia de la Revolución Cubana está intrínsecamente ligada al concepto de internacionalismo solidario, una vocación que, como hemos recordado, tuvo su manifestación fundacional en la ayuda desinteresada prestada a Chile en 1960. Aquella primera brigada, encabezada por el doctor Óscar Fernández Mel, y gestada bajo la égida del Che Guevara y la supervisión atenta del entonces senador Salvador Allende, demostró que, a pocos meses del triunfo revolucionario, el nuevo gobierno cubano estaba dispuesto a priorizar el humanismo sobre la geopolítica, asistiendo a un país cuyo gobierno no era precisamente amigo. Esta gesta, la de la respuesta inmediata al Gran Terremoto, fijó la pauta: la ayuda médica cubana sería un motor de política exterior.
La magnitud de aquel gesto quedó inmortalizada en las palabras de agradecimiento del propio Salvador Allende. En 1961, durante una visita a La Habana, el entonces senador chileno y gran amigo de la Revolución, reconoció públicamente el valor de aquella primera misión. En un acto multitudinario, Allende proclamó: “Yo vi a Cuba movilizarse. Oí la palabra fraternal y humana de Fidel Castro llamando a todos los gobernantes del mundo […] y vi la generosidad anónima del que entrega lo que le hace falta y que vale mucho más que lo que entregan los países ricos como Norteamérica, que nos da migajas que ha arrancado de nuestras propias riquezas.”
Especial mención hizo del líder de la brigada, Fernández Mel, y de la dureza de su misión: “Y yo fui testigo principal del trabajo sacrificado de hombres del Ejército Rebelde que llegaron con el primer autogiro y que fueron destacados en la zona más austral de Chile, y llegué hasta allí con mi compañero, colega y amigo, Oscar Fernández Mel, en su calidad de presidente del Colegio Médico de Cuba. Alcanzó el doctor Fernández Mel la provincia más lejana, donde hay un clima tan distinto al de ustedes […] y allí estaban símbolo de esta Cuba nueva.” Estas palabras, que aludían a la “fraternidad nueva, con el nuevo lenguaje de los pueblos nuevos”, sellaron la primera manifestación de solidaridad médica internacional cubana.
No obstante, la misión a Chile fue solo el inicio de una inmensa epopeya solidaria. La verdadera proyección global del internacionalismo cubano se consolidó poco después, aunque con menor notoriedad inicial. En 1963, Cuba envió personal sanitario a Argelia tras su guerra de independencia, estableciendo un modelo de colaboración sostenida Sur-Sur que pronto se replicaría. Este espíritu se demostró con creces en Vietnam, donde brigadas de construcción y asistencia médica apoyaron al país en plena guerra, y más significativamente en Angola, a partir de 1975, donde la cooperación cubana no fue solo militar en defensa de la soberanía, sino también civil, con miles de médicos y maestros cimentando la infraestructura social.
A lo largo de las décadas, esta solidaridad se institucionalizó y diversificó. En Nicaragua en los ochenta, y posteriormente en más de un centenar de naciones en desarrollo, Cuba desplegó su principal activo: la salud y la educación. Nacieron iniciativas emblemáticas como el Programa Integral de Salud (PIS), un programa de colaboración que se inició en Honduras de manera significativa tras el devastador Huracán Mitch en 1998, donde las brigadas médicas cubanas se quedaron para reconstruir el sistema de atención primaria en las zonas rurales y más necesitadas, un esfuerzo que se mantuvo por años. A esta iniciativa se sumaron el programa de alfabetización “Yo Sí Puedo” y la Operación Milagro (2004), que devolvió la vista a millones de personas de bajos recursos en América Latina, África y Asia. La máxima expresión de esta respuesta inmediata ante tragedias es la Brigada Henry Reeve (fundada en 2005), especializada en enfrentar desastres y epidemias graves como el cólera en Haití o el ébola en África Occidental, consolidando a Cuba como una potencia en la diplomacia médica global.
En la época reciente, el legado de aquellas primeras misiones sigue vigente, adaptándose a las nuevas crisis regionales.
Un ejemplo claro se vio en México, donde la colaboración se ha manifestado con fuerza ante las emergencias. Si bien las brigadas cubanas brindaron un apoyo crucial durante la pandemia de COVID-19, enviando contingentes de personal sanitario para reforzar los hospitales de primera línea, la vocación de la Isla de responder a los desastres naturales también se ha reafirmado recientemente. Las brigadas médicas cubanas han sido movilizadas para asistir a México tras graves inundaciones, llevando atención de emergencia y profilaxis a las zonas devastadas y comunidades aisladas. Este despliegue de ayuda ante desastres hidrometeorológicos, más allá de la pandemia, subraya el compromiso de la Brigada Henry Reeve de brindar asistencia integral y rápida en cualquier emergencia, consolidando a México como un socio clave en esta cooperación regional.
En cuanto a Colombia, la solidaridad cubana ha tomado una forma más estratégica en los últimos años, centrada en la consecución de la paz. Cuba ejerció un papel trascendental como país garante y anfitrión de las Conversaciones de Paz entre el Gobierno y las FARC-EP, que culminaron con la firma del Acuerdo de Paz de 2016. Si bien la colaboración médica masiva ha sido menos visible que en otros países, la isla ha mantenido lazos de cooperación en el ámbito científico y de formación, demostrando que su internacionalismo se manifiesta tanto en la cirugía ocular como en la diplomacia de alto nivel.
Desde el primer avión con ayuda humanitaria a un Chile asolado por el sismo de 1960, hasta la asistencia ante inundaciones en México y el apoyo crucial a la paz en Colombia, pasando por el compromiso sostenido en Honduras después del Huracán Mitch, el compromiso de Cuba con la solidaridad internacional se mantiene como una constante ineludible de su Revolución, un legado que honra la memoria de sus gestores originales y la confianza ilimitada que figuras como Salvador Allende depositaron en la Cuba nueva.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
PUEDES LEER: Gaza: ¿Logro de paz o espejismo?
