Elaborado por Leoncio Alvarado Herrera
7, oct (AHN) Las secuelas de la narcodictadura en Honduras siguen siendo visibles. Durante los años 2012 y 2013, el régimen de turno promovió reformas a los artículos 294, 303 y 329 de la Constitución con el fin de legalizar las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE). Bajo el pretexto de atraer inversión extranjera, estas zonas conceden amplios territorios nacionales, por décadas, a inversionistas extranjeros, quienes establecen sus propias leyes, sistemas judiciales y formas de gobierno. En la práctica, se trata de enclaves con autonomía casi total sobre alrededor de catorce zonas estratégicas del país.
Esta política entreguista constituye una violación flagrante a la soberanía nacional, a la autodeterminación del pueblo hondureño y a los principios democráticos consagrados en la Constitución. Las ZEDE no representan desarrollo ni progreso para la nación; son, más bien, instrumentos de privatización territorial al servicio del capital extranjero y de las élites económicas locales.
El argumento de que estas zonas generarían empleo y bienestar para el pueblo hondureño ha sido desmentido por la realidad. Las ZEDE existentes, Próspera en Islas de la Bahía, Ciudad Morazán en Choloma y Orquídea en Colón, evidencian que su propósito real es consolidar feudos económicos privados, donde se explota el territorio nacional sin beneficio alguno para la mayoría. En estos espacios, los hondureños no pueden ingresar ni ejercer libremente actividades económicas o turísticas sin someterse a las leyes impuestas por las corporaciones. Es la privatización del suelo patrio en su forma más descarada.
En 2022, la presidenta Xiomara Castro derogó el marco legal que daba vida a estas zonas, en defensa de la soberanía nacional y de los derechos humanos del pueblo hondureño. Sin embargo, las tres ZEDE que ya operaban continúan funcionando, escudadas en vacíos legales y en la complicidad de grupos de poder que aún pretenden perpetuar este modelo de dependencia económica y dominación extranjera.
El peligro radica en que, si la derecha bipartidista, representada por los partidos Liberal y Nacional, retoma el poder, estas políticas de entrega territorial podrían reactivarse. Las mismas estructuras que en el pasado vendieron la patria y saquearon los recursos públicos persisten hoy, disfrazadas de modernidad y progreso. En esta Semana Morazánica, muchos de esos actores políticos vacacionar en la ZEDE Próspera, un enclave vedado a la mayoría de los hondureños, símbolo tangible de la exclusión social y económica. Esto no refleja nada más que el agradecimiento que hacen a la clase política por aprobar leyes que validen sus regímenes.
El problema no radica en la inversión o el desarrollo en sí, sino en que estos beneficios se concentran en manos de una minoría privilegiada. Las ZEDE son territorios donde el pueblo ya no puede circular libremente, donde el Estado pierde autoridad y donde incluso se eluden los impuestos que deberían destinarse al bienestar colectivo. Son, en esencia, pequeños paraísos construidos sobre la desigualdad y la renuncia a la soberanía nacional.
El próximo 30 de noviembre, el pueblo hondureño tendrá la oportunidad histórica de reafirmar su rechazo a las estructuras que han promovido el saqueo, la corrupción y la entrega del territorio nacional. La derecha servil al imperialismo y al neoliberalismo pretende continuar el proyecto de despojo iniciado hace más de una década. No podemos permitir que Honduras vuelva a ser un laboratorio de colonias privadas al servicio solo del capital extranjero.
Es momento de decir no al nuevo colonialismo, al bipartidismo cómplice y a toda forma de privatización del territorio. El pueblo debe decidir seguir transformando el país con políticas públicas justas, inclusivas y soberanas, orientadas al bienestar colectivo, al respeto de la Constitución, de los derechos humanos y de la autodeterminación nacional. Solo así Honduras podrá avanzar hacia un futuro verdaderamente libre, digno.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
PUEDES LEER De “La construcción del milagro” a la crisis
