Lideres de Libre destacan propuestas de abogada Rixi Moncada a comunidad misquita
Elaborado por: Jorge Luis Oviedo
Tegucigalpa, 21 jul (AHN) Las redes sociales convirtieron los chismes de barrio, las pláticas del mercado y hasta los velorios (excepto los de la pandemia) en espectáculos globales. Ahora todo se ventila en lo virtual, no en persona. Y el “secreto de confesión” quedó en el olvido: hoy la gente publica hasta lo que come, los lugares que visita e, incluso, sus estados de ánimo. Lo único que no sube a la nube son sus idas al baño. Así, millones regalan su privacidad a los dueños de estas plataformas bajo la creencia (no certeza científica) de que están ejerciendo su libertad de expresión.
Hay una enorme diferencia entre esa libertad de expresión y la libertad de pensamiento; porque, precisamente, el derecho a la información (que es nuestro por naturaleza) comienza por nuestro derecho a no ser manipulados.
Sin embargo, resulta que la información veraz, científica, respaldada con fuentes verificables no es lo habitual ni en los medios electrónicos tradicionales (radio, tv., periódicos) ni en los medios digitales que nos imponen las élites.
La realidad es que, al final, el desahogo de estados de ánimo y el deseo de hacerse notar de forma virtual, induce a que la mayoría (estimulados por los algoritmos) se exponga y culmine siendo víctima de centenares de anuncios individualizados, cuando menos; lo que no excluye otra variedad de riesgos de manipulación y extorsión que, por lo general, las víctimas, callan (extorsión, estafas…); y de otras ni siquiera se enteran. Por ejemplo, preferencia por candidatos que son promocionados como marcas de cerveza o de bebidas energizantes; también pasa con las denominadas revoluciones de colores.
EL PODER Y SUS TENTÁCULOS
Los que detentan el poder, desde la lógica de los oligarcas capitalistas, necesitan controlar todos los medios: productivos, tecnológicos, científicos, psicológicos, comerciales, financieros, industriales, educativos, vitales, represivos, propagandísticos…, para asegurar el control de la sociedad; y, uno de sus brazos de gran sutileza y fortaleza simbólica, es el poder comunicacional (propaganda sistémica).
Las élites (políticas, militares y religiosas), desde la antigüedad, se han valido de información (conocimiento) clave para mantener su dominio; y, creado, en cambio, mitos y fetiches para hacer más fácil el dominio de los creyentes.
Se dice que el conocimiento es poder, pero en realidad “el PODER es control: control del territorio, los recursos, las armas, el ejército, la tecnología y, sobre todo, la propaganda. Porque al final, todas las decisiones políticas (que se convierten en leyes y sentido común) las toman unos pocos, mientras el resto solo obedece o, simplemente, acepta; porque también le dicen que la realidad (social, política, productiva, financiera, laboral y, en general, LAS PRÁCTICAS CULTURALES COTIDIANAS) no se puede cambiar
LA PROPAGANDA: ARMA DE MANIPULACIÓN PERMANENTE
La religión fue la primera forma de propaganda sistémica. Durante siglos justificó el poder de reyes y sacerdotes; sobre la base de la facilidad, con que la mayoría de personas, suelen creer antes que dudar, cuestionar o indagar el por qué de los fenómenos de la naturaleza o de las conductas humanas, entre otras muchísimas cosas que conviene saber.
La religión todavía tiene una enorme influencia; pero también fue fundamental el cambio de un sector del cristianismo, cuando la Europa Occidental empezó a enriquecerse con el saqueo de América, África y Asia; pues, el protestantismo le dio su bendición a la avaricia, la codicia y la usura, generalmente censuradas por ir en contra del bien común.
Existe una teología de la prosperidad, aunque no extendida a todas las sectas protestantes, que ha servido para justificar la obtención de riqueza como propósito de vida. Hay frases que se usan con frecuencia, como: “Dios bendice a sus hijos con prosperidad material”, “La fe se manifiesta en la riqueza”, “La pobreza es un obstáculo para la vida espiritual”, “El diezmo es la clave para la prosperidad”, “Dios quiere que seas rico”, “Dios bendice al que trabaja” y muchas más.
Así, banqueros y comerciantes durmieron tranquilos después de exterminar pueblos enteros (como los taínos del Caribe o los bisontes de Norteamérica, para matar de hambre a los nativos).
La imprenta ayudó a difundir estas ideas, pero el verdadero salto llegó con la radio y la televisión en el siglo XX.
EL CIRCO MODERNO: ENTRETENER PARA CONTROLAR
Hoy, el entretenimiento es la cortina de humo perfecta. Las redes sociales son el nuevo pan y circo: memes, influencers, challenges absurdos… todo para que la gente no piense; pero se entretenga y acepte el mundo tal y cómo se difunde la propaganda sistémica. Mientras, la información útil (científica, política, filosófica) queda enterrada bajo un mar de basura digital.
Antes, los curas desde el púlpito manipulaban a las masas (como cuando Hidalgo inició la Independencia de México o cuando en Guatemala acusaron a Morazán de envenenar los ríos). Hoy, los algoritmos hacen lo mismo, pero con mayor precisión.
¿GARANTIZAN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN LAS RS?
Las redes sociales venden la idea de que son espacios libres, pero en realidad son máquinas de manipulación.
– Censuran lo que conviene (como las noticias que afectan a los poderosos).
– Promueven lo que distrae (viralizan tonterías para que no reparemos en lo importante).
– Nos convierten en producto o cliente potencial (tus datos se venden al mejor postor para que te llegue la publicidad de acuerdo a tus gustos y consumas más de la cuenta o te vuelvas ciberadicto).
Ejemplos hay también en el ámbito de la manipulación política y geopolítica. Primavera Árabe, el Brexit en Inglaterra, la elección de Trump en dos ocasiones y la elección de Milei en Argentina, donde fue facilísimo manipular a los adolescentes y jóvenes entre los 18 y 25 años. Todos fueron impulsados por campañas digitales bien orquestadas.
También se ha intentado hacer lo mismo en países de Latinoamérica que no están alineados con EE. UU. como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Estos tres países son demonizados a través de los medios tradicionales que controlan las oligarquías; pero allí, gracias a la organización social y el respaldo real con que cuentan los respectivos gobiernos hasta ahora ha fracasado la guerra cognitiva: Ese conjunto de estrategias y tácticas militares y políticas diseñadas para influir, manipular o perturbar la cognición humana, afectando así la toma de decisiones individuales y colectivas, especialmente, en el ámbito civil. Se centra en atacar y degradar la racionalidad, explotando vulnerabilidades y debilitando la capacidad de respuesta de las personas.
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: EL NUEVO BRAZO DEL PODER
Ahora, con la IA, el control es aún más sofisticado. Los algoritmos identifican patrones de comportamiento, gustos, fobias; como lo qué te enoja, qué te hace reír, equipo favorito, las horas que pasas conectado a las redes (enredado) y, por ello, manipularte.
Lo peor, es que los modelos de IA están diseñados con la mentalidad supremacista de Occidente, reforzando el racismo, el individualismo y el fascismo. Por cierto, con las aplicaciones de pago que se valen de la IA para hacer videos, volantes (flyers) y otros materiales de fácil difusión a través de la redes sociales, se han multiplicado las noticias falsas y el ataque a personas públicas que son críticas con el capitalismo. Por eso ahora, con suma facilidad puedes (como la víctima que eres de los algoritmos), de pronto odiar a vecinos, amigos y familiares que son antisistema.
Esto, es conveniente decirlo, facilita que muchos jóvenes sean reclutados para agredir o quemar vivos a sus vecinos que “no piensan como ellos”; por intermediarios de autores intelectuales que, como los algoritmos, no son fácilmente identificables para la mayoría.
No podemos permanecer soportando todo lo que se les antoja imponer, por medio de los algoritmos, a los dueños de las grandes plataformas mediáticas; y aceptar que niños y jóvenes se convierten en zombis por medio de un destino definido por esos dioses terrenos que los manipulan.
Actuar con bases científicas y éticas para solventar nuestros problemas y forjar sociedades más responsables, críticas y justas es como yo asumo mi lugar en el mundo; no acepto ese dejar hacer y dejar pasar que se predica desde un libertarismo depredador, cuyas consecuencias son evidentes en la extinción de poblaciones humanas, animales, vegetales; en el deterioro y contaminación de lagos, ríos, humedales; además, son responsables de los masivos desplazamientos de pueblos originarios en Hispanoamérica, África, Asia; también de los niveles de desigualdad (incremento del desempleo, la pobreza general y la pobreza extrema) y de la migración forzada que tuvo un aumento enorme desde la última década del pasado siglo; y de la guerras e invasiones recurrentes a naciones a las que literalmente destruyen para luego reconstruir. Esto último es un entretenimiento morboso para la población adulta del mundo.
No debemos olvidar que todas estas cosas ocurren y se vuelven más complejas de abordar, porque la mayoría de políticos tradicionales o los payasos que saltan desde los medios corporativos de comunicación o que surgen como personajes influenciadores o influyentes, “influencer” ( inglés “to influence”) son parte de la enorme manipulación mediática a través de los medios electrónicos y las redes sociales. Porque todos, casi sin excepción, los medios y plataformas que se encuentran en manos privadas o de particulares, entre más población alcanzan, más peligrosas son para cada uno de nosotros, pues no están a nuestro servicio (como dicen en su propaganda), sino al servicio de las oligarquías nacionales e internacionales que dominan el mundo.
¿QUÉ HACER?
No olvidemos que el Poder es un fin permanente y todo lo útil para su consecución y sostenibilidad prolongada son medios; de ahí la importancia de la propaganda, de lo comunicacional y sus propósitos en función de la lógica del poder.
Sobre esa base es fundamental entender también que los denominados Recursos Naturales son BIENES COMUNES NATURALES, PORQUE SIN ELLOS NO EXISTIRÍAMOS; pues, como dicen los poetas y los físicos: somos polvo de estrellas.
Complementariamente, el conocimiento científico, tecnológico, histórico, social, de matemática, de física, de biología, etc. no es la consecuencia de unas pocas personas y, mucho menos, de las élites que, en la actualidad, controlan y acaparan los medios de comunicación y las redes sociales.
Eso nos lleva a plantearnos la idea de que, si el Estado es el dueño del espectro radioeléctrico, el Pueblo debe ser quién tenga mayoritariamente, como colectividad, el control de los medios: radio, televisión,sitios web, redes sociales y modelos y aplicaciones de inteligencia artificial.
Finalmente, debo señalar que estos asuntos deben ser ampliamente debatidos, pero no en los medios corporativos. Debe hacerse en las organizaciones sociales, en las instituciones educativas de todos los niveles, en las comunidades, pero, sobre todo, con la presencia física de los que integramos la clase trabajadora.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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