Ministro de Energía anuncia intervención en red eléctrica del noroccidente de Honduras
Elaborado por: Lois Pérez Leira —Analista Político Internacional—
Tegucigalpa, 5 ago (AHN) La reciente declaración de Marina Urrizola, analista técnico electoral y directora ejecutiva de COFLAC, es un faro de sensatez en medio del turbulento mar de la crisis de credibilidad que atraviesa el Consejo Nacional Electoral —CNE—de Honduras. Sus palabras no solo diagnostican con precisión los males, sino que trazan un camino claro hacia la recuperación de algo esencial: la institucionalidad.
El Congreso y la Salvaguarda Legal: Un Primer Paso Necesario
Urrizola enfatiza un punto crucial: el respaldo del Congreso a la modificación del cronograma electoral no es una simple formalidad, sino “fundamental para mantener la institucionalidad del CNE” como órgano rector. Este aval, sostiene, “mantiene la legalidad” de la convocatoria a las Elecciones Generales de noviembre. En un contexto donde cada decisión del CNE es cuestionada, este respeto a los canales legales y la división de poderes es un baluarte imprescindible contra la arbitrariedad y el colapso de la confianza. Es un recordatorio de que la solución a la crisis debe construirse sobre los cimientos de la ley y las instituciones, no al margen de ellas.
La Oportunidad en la Anulación del TREP: Hacia una Transparencia Real
Quizás el punto más esperanzador de su análisis es la lectura que hace de la anulación del controvertido sistema TREP y sus “agregados”. Urrizola no lo ve solo como un retroceso, sino como “la posibilidad de revisión… e implementar mecanismos que colaboren en garantizar el cumplimiento y transparencia del proceso”. Esta es una oportunidad histórica. El CNE tiene ante sí el desafío –y la obligación– de desechar un sistema opaco y fallido para construir, con consenso técnico y supervisión amplia, uno nuevo. Un sistema donde los resultados sean creíbles, auditables y reflejen fielmente la voluntad popular, sin sombras de duda ni “agregados” espurios. La transparencia no puede ser un eslogan; debe ser la piedra angular.
La Observación Internacional: Un Imperativo, No una Opción
Urrizola lanza una crítica constructiva y necesaria al señalar que “debería el CNE, ser más amplio en la inclusión de observación internacional, no solo la que representa Honduras. Necesita ojos plurales y expertos que avalen, sin ambages, la limpieza de los comicios.
Voces de Apoyo al Fortalecimiento Institucional:
Este llamado al rigor institucional y la transparencia encuentra eco en figuras clave del espectro político hondureño:
Manuel Zelaya Rosales —Expresidente y Líder de LIBRE—: “Solo el estricto apego a la ley y la apertura a una observación internacional verdaderamente independiente pueden devolverle al pueblo hondureño la fe en su sistema electoral. Apoyamos los esfuerzos técnicos serios que busquen ese fin”.
Rixi Moncada —Candidata de LIBRE—: “La credibilidad se construye con hechos, no con discursos. La revisión profunda del sistema de transmisión de resultados y la observación internacional plural son pasos ineludibles. La transparencia debe ser total para que los resultados sean incuestionables y la paz social prevalezca”.
Xiomara Castro —Presidenta de la República—:”Mi gobierno está comprometido con garantizar elecciones libres, transparentes y creíbles en noviembre. Respaldamos las acciones que, dentro del marco legal, fortalezcan la institucionalidad del CNE y aseguren un proceso en el que el pueblo hondureño pueda depositar su confianza sin reservas. La observación internacional amplia y calificada es bienvenida”.
La Institucionalidad como Único Camino
La declaración de Marina Urrizola es un recordatorio poderoso: en medio de la crisis, la solución no es el atajo ni la imposición, sino el retorno riguroso a la institucionalidad. El respaldo legal del Congreso, la oportunidad de reconstruir un sistema de transmisión de resultados confiable desde cero, y la apertura a una observación internacional verdaderamente independiente, no son meros trámites. Son los pilares sobre los que puede –y debe– levantarse nuevamente la credibilidad del proceso electoral hondureño.
El CNE tiene en sus manos no solo la responsabilidad de organizar unas elecciones, sino la oportunidad de iniciar la reparación de un tejido institucional profundamente dañado. Que la sensatez técnica expresada por Urrizola, y el respaldo transversal a la transparencia manifestado por figuras como Zelaya, Moncada y la propia Presidenta Castro, encuentren eco en acciones concretas y audaces. El futuro de la democracia hondureña depende de que este sea el momento en que prevalezca la institucionalidad sobre el interés particular y la transparencia sobre la opacidad. Es la única salida.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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