Candidata del Partido Comunista Jeannette Jara lidera encuestas de cara a elecciones en Chile
Elaborado por: Jorge Luis Oviedo
22 oct (AHN) Kant, Filósofo Alemán a través de dos tratados: Crítica a la Razón Pura y Crítica a la Razón Práctica, brinda una explicación brillante del por qué los seres humanos, pese a nuestra capacidad de razonar con lógica y de comprender y descubrir ( por esas facultades), los procesos de la naturaleza y aplicarlos con habilidad hasta lograr inventos notables o en los aspectos de la vida diaria, esto es, las relaciones interpersonales, incluidas, por supuesto, las políticas, nos guiamos, ya no por la razón pura, sino por la razón práctica; aquella con la que justificamos deseos, caprichos, comportamientos compulsivos como la avaricia, la usura o la egolatría.
Mucho antes que Kant postulara esta verdad de manera tan clara, ya algunos grupos humanos, a través de sus contratos sociales, habían alcanzado algunos acuerdos, como aquel de que no se puede ser juez y parte.
Dicho de otra forma, la lucha por la vida de un individuo de cualquier especie y, por lógica, de la humana, implica una lucha por ganar derechos y por defenderlos para que todos gocemos de ellos.
La vida puede ser una guerra prolongada y desigual, cuando el contrato social privilegia los intereses personales, familiares y de grupo que imponen las reglas sociales.
Creo que en el ámbito de los intereses personales y familiares nadie tiene duda. El problema está en los intereses de grupo, del grupo total de un país, es decir, aquellos que son de una comunidad de mil personas o de diez millones o mil millones o de todos los habitantes del planeta.
Honduras es un conglomerado, pero como tal ha culminado por ser el territorio o campo de operación de unas pocas familias, como si de única y exclusiva pertenencia se tratara.
Los pueblos originarios llevan más de 500 años sufriendo el despojo progresivo. Resulta que los negocios más importantes del país no pertenecen ni benefician a la mayoría, sino a menos de 20 familias y sus pocos grupos financieros, que se han repartido el país como un pastel. Controlan las importaciones, las exportaciones, el sistema financiero, la telefonía móvil, los medios de comunicación electrónicos y los partidos políticos tradicionales.
Por eso hoy, como en 2009, están dispuesto a todo, así lo evidencia el relato crispado y el llamado cínico desde los medios corporativos, a la defensa de la democracia, de su salvación; porque para ellos, esa democracia no es otra, que la de las sociedades anónimas; esas organizaciones empresariales con fines de lucro en las que se impone la decisión del que controla la mayoría accionaria.
No les agrada que el pueblo decida soberanamente y tampoco aceptan que el pueblo esté decidido a apoyar el Proceso de Refundación Nacional que comenzó el 27 de enero de 2022; para otorgarle mandato soberano a Rixi Moncada; y que asuma el próximo año como nueva Presidenta (2026-2030).
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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