Mitos en la narrativa de la derecha hondureña en el contexto electoral

Elaborado por: Leoncio Alvarado Herrera

Tegucigalpa, 28 jul (AHN) En un año electoral, las narrativas políticas se intensifican y los distintos actores emplean todos los recursos a su alcance para influir en la opinión pública y aumentar el número de votos con miras a las elecciones generales del 30 de noviembre. En el caso de la derecha hondureña, representada por los partidos Nacional y Liberal, su estrategia no se fundamenta en la presentación de propuestas sólidas ni en planes de gobierno coherentes, sino en la construcción de una narrativa basada en la desinformación, la exageración de los errores ajenos y, en la mayoría de los casos, la invención y sustento de mitos dirigidos a desacreditar al partido de gobierno, Libre, representante del socialismo democrático.

Este fenómeno forma parte de lo que se conoce como guerra cognitiva: una batalla por el control del pensamiento colectivo y de la percepción ciudadana. En Honduras, esta pugna ideológica se manifiesta principalmente entre tres fuerzas políticas: Libre, que actualmente ostenta el poder bajo el liderazgo de la Presidenta Xiomara Castro, y los partidos Nacional y Liberal, promotores de una agenda de derecha con claros rasgos autoritarios, neoliberales y de corte fascista.

El gobierno de Libre ha basado su defensa en hechos concretos: obras públicas, políticas de transformación social y recuperación de instituciones y bienes del Estado. Muchos ciudadanos, especialmente en zonas históricamente marginadas, perciben y experimentan directamente los cambios impulsados por esta administración y eso sobrepasa la narrativa como dice la presidenta Castro “dato mata relato”. No obstante, la derecha ha tejido una serie de mitos con el objetivo de socavar el discurso oficialista y sembrar miedo e incertidumbre entre el electorado.

Uno de los mitos consiste en afirmar que Libre no quiere elecciones por oponerse a un Sistema de Transmisión de Resultados históricamente fraudulento. Esta acusación resulta completamente infundada. Desde su fundación en 2011 y su primera participación en las elecciones generales en el 2013, el Partido Libre, ha demostrado un firme compromiso con la democracia y el respeto a los procesos electorales. Nunca ha promovido boicots ni ha respaldado la figura de la reelección presidencial como sí lo hicieron ellos en el 2017. Siempre, ha sostenido el principio constitucional de alternancia en el poder, por lo tanto, afirmar que Libre se opone a las elecciones contradice los hechos y carece de cualquier sustento en la realidad.

Otro mito común es la afirmación de que el socialismo democrático es una ideología fracasada. Quienes sostienen esta idea omiten deliberadamente los logros alcanzados por el gobierno actual. En apenas tres años y medio, la Presidenta Xiomara Castro ha reducido la pobreza en un 10 por ciento, ha liderado la mayor inversión pública en la historia del país y ha rescatado servicios fundamentales como la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y el sistema de salud, ambos al borde de la privatización. En cambio, durante más de cuatro décadas de gobiernos de derecha de corte neoliberal, encabezados por los partidos Liberal y Nacional, Honduras no logró reducir los niveles de pobreza, que se mantuvieron por encima del 65 por ciento. Fue bajo esa mismo modelo e ideología que se produjo el golpe de Estado de 2009, que desembocó en una narcodictadura de más doce años dirigida por el Partido Nacional en conjunto con el Partido Liberal. Durante ese oscuro periodo, más de un millón de hondureños cayeron en la pobreza extrema y miles se vieron obligados a emigrar en caravanas hacia Estados Unidos. Ese sí fue un tiempo profundamente antidemocrático y devastador para el país.

También se ha propagado la acusación de que Libre pretende cometer fraude electoral. Esta afirmación carece por completo de pruebas. Si se revisa la historia reciente, los fraudes más evidentes han sido cometidos por los partidos de derecha, con casos notorios como los comicios de 2013 y 2017. Ambos procesos fueron cuestionados incluso por investigaciones de la fiscalía de Nueva York, que vinculó directamente al expresidente Hernández con redes del narcotráfico y la manipulación de resultados electorales. En el caso del Partido Libre, no existe ninguna evidencia que lo relacione con prácticas fraudulentas en procesos electorales. Más bien se ha caracterizado por su constante crecimiento y lucha por procesos transparentes.

La narrativa impulsada por la derecha hondureña no tiene fundamento histórico ni ético; es una construcción ideológica diseñada para manipular a la ciudadanía. Busca satanizar al socialismo democrático y encubrir las graves responsabilidades que los gobiernos de derecha han tenido en el deterioro de la institucionalidad, la corrupción estructural y la agudización de la pobreza.

Estos mitos son difundidos como verdades absolutas a través de una maquinaria mediática poderosa y, en algunos casos, mediante movilizaciones simbólicas y forzadas de pequeños grupos históricamente beneficiados por el saqueo del Estado y el clientelismo partidario. Frente a este panorama, es imprescindible que el electorado mantengamos una postura crítica, informada y consciente basada en la historia que nos respalda, para evitar que se impongan nuevamente los intereses de quienes, durante décadas, han demostrado su desprecio por la justicia social y la democracia real.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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