• noviembre 15, 2025

La Votación del Desencanto y el Espejo Roto del Progresismo: Una Lectura Crítica de la Argentina Post-Electoral.

Elaborado por: Lois Pérez Leira

Tegucigalpa,27 oct (AHN) Los resultados de las elecciones legislativas de ayer en Argentina no son una sorpresa, sino la cruda confirmación de una crisis orgánica. El resonante triunfo de Javier Milei y su fuerza de ultra-derecha, La Libertad Avanza (LLA), en vastos sectores de la sociedad, sumado al magro desempeño del peronismo como fuerza de contención, dibuja un panorama de desesperación social y quiebre hegemónico del que la izquierda crítica debe sacar conclusiones urgentes.

​Desde mi perspectiva, este resultado no es la victoria de un proyecto ideológico coherente, sino el voto de castigo más virulento que la “casta” política (en la que el votante promedio incluye al peronismo y al macrismo) ha recibido. La profunda crisis económica, la inflación y la sensación de deterioro social han llevado a millones de trabajadores y jóvenes a abrazar un discurso anti-sistema que, paradójicamente, propone un ajuste capitalista aún más brutal.

​La Derrota Estructural del Peronismo.

​El peronismo, bajo sus distintas facetas, ha fracasado en su papel como dique de contención social y política. Su incapacidad para resolver los problemas estructurales del capitalismo dependiente argentino, sumado a décadas de promesas incumplidas y la creciente evidencia de una burocracia desmovilizadora, han vaciado de contenido su mística.
​El hecho de que el peronismo no haya podido transformarse en una alternativa contundente al neoliberalismo —e incluso lo haya aplicado en sus variantes de ajuste— es la condición de posibilidad para el ascenso de Milei. El votante no ve en la oposición tradicional una diferencia sustancial respecto al establishment que lo empobrece. La abstención, que se ha mantenido en niveles históricamente altos, es un síntoma de este hartazgo: millones prefirieron el silencio antes que elegir entre “lo malo y lo menos malo”.

​El Voto del Fracaso: Milei y la Ilusión del Rociador.

Milei capitaliza con astucia este vacío.
Su retórica furibunda y sus propuestas de “motosierra” se presentan como la única respuesta a la decadencia. Este voto es un fenómeno de alienación política donde sectores empobrecidos, especialmente jóvenes y trabajadores precarizados, canalizan su rabia contra el Estado y la política, sin percibir que el “neoliberalismo a la Trump” es la profundización del mismo modelo que genera su miseria.


​Este triunfo es, en esencia, la derrota ideológica del progresismo, que no ha sabido ofrecer un horizonte de esperanza creíble ni una herramienta política que agrupe y movilice a las grandes mayorías trabajadoras.

​El Desafío de la Izquierda: Votos, Unidad y Perspectiva de Poder.

​En este escenario, el desempeño electoral del Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad (FIT-U), con sus más de un millón de votos en algunas elecciones recientes (y la mención de los 900.000 votos que se destacan), se consolida como una fuerza política de la clase trabajadora ya juventud que rechaza el ajuste. El papel destacado de figuras como Myriam Bregman mantienen un discurso de coherencia y militancia.


​Sin embargo, los resultados abren un debate ineludible: ¿Cómo se convierte esta base militante y coherente en una alternativa de poder? La izquierda crítica no puede seguir siendo un mero polo de denuncia, aunque sea el único que sostiene una posición consecuente.


​El mayor desafío, como es la fragmentación de la izquierda progresista. Mientras que la crisis social se agudiza y la ultra-derecha avanza con un discurso unificado (aunque demagógico), la izquierda sigue atomizada, perdiendo la oportunidad de construir un polo contrahegemónico masivo.

Es imperativo que las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales y populares busquen un espacio común de acción y organización que trascienda la coyuntura electoral. La unidad no es un fin en sí mismo, sino la única herramienta para confrontar la ofensiva del capital y presentar una alternativa de gobierno que realmente rompa con la dependencia y el ajuste.

​La tarea urgente para la izquierda es doble: estar a la cabeza de la resistencia social que se avecina contra el plan de Milei, y al mismo tiempo, superar sus límites históricos para forjar una herramienta política de masas. Solo así, el voto de la izquierda dejará de ser el “voto del testimonio” para convertirse en el germen de una nueva mayoría social.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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