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Tegucigalpa, 8 ene (AHN) El regreso de Donald Trump al poder, acompañado de sus controversiales declaraciones en los últimos días, es un claro reflejo de la visión injerencista que pretende implantar el país del norte en sus relaciones internacionales.
En el peor de los casos, Trump se presenta como una especie de “Mesías” o “Emperador mundial”, decidido a imponer su voluntad y proteger sus propios intereses a fuerza de poder económico o militar, lo que podría amenazar la alteración del orden global.
En una serie de declaraciones que han causado revuelo a nivel internacional, presidente electo ha sugerido que Estados Unidos debería asumir el control de Groenlandia, el Canal de Panamá e incluso Canadá, además de proponer cambiar el nombre del Golfo de México por “Golfo de América”.
Estas ideas son criticadas globalmente por líderes de los países implicados, quienes alzan la voz contra lo que consideran una clara muestra de injerencia.
Este enfoque no solo revive tensiones geopolíticas, sino que deja claro su intento de consolidar un liderazgo mundial basado en la dominación, ignorando las voces que claman por respeto y cooperación entre las naciones.
La América Mexicana
El mandatario estadounidense declaró en una conferencia de prensa, que al asumir su mandato buscará cambiar el nombre del Golfo de México, a “Golfo de América”.
Esto no cayó nada bien a las autoridades mexicanas, debido a que no es algo posible ya que el Golfo de México es reconocido por instancias internacionales entre ellas la Organización de las Naciones Unidas.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, respondió en su conferencia matutina a las declaraciones de su par estadounidense, donde expresó su deseo de mantener una relación basada en el respeto mutuo con el país vecino.
Sin embargo, respaldada por uno de los primeros mapamundis de la historia, la mandataria propuso renombrar la región de América del Norte como “América mexicana”, sumado a los diversos llamados que ha realizado para que se respete la nación azteca.
Groenlandia no se vende
Trump también mencionó que no descartaría el uso de la coerción militar o económica para presionar a Dinamarca de vender Groenlandia a Estados Unidos (EE. UU.).
Se levantó más polémica con la visita de Donald Trump Jr., hijo del mandatario estadounidense al hacer un viaje personal a esta isla; sin embargo, fuentes oficiales de Groenlandia confirmaron que no se reunirán con él.
En ese sentido, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, reiteró que el territorio autónomo no está en venta. “Voy a dejar muy claro que, desde la perspectiva del Gobierno danés, Groenlandia es para el pueblo groenlandés”, agregó, tal como lo afirmó el presidente del Gobierno de Groenlandia, Mute Egede.
Groenlandia es una isla autónoma que durante más de 600 años ha formado parte del Reino de Dinamarca, y se le confirió en 1979 la autonomía que cuenta con autoridades locales.
Esta isla es un territorio vasto y muy rico en minerales y petróleo, aunque la explotación de petróleo y uranio está actualmente prohibida.
Panamá soberana e independiente
Otra de las desafortunadas expresiones de Trump es que no descarta el uso de la fuerza militar para recuperar el control del Canal de Panamá, y volvió a acusar al país centroamericano de imponer tarifas de paso excesivas a los barcos estadounidenses que utilizan esta vía estratégica entre el Atlántico y el Pacífico.
Por su parte, el mandatario panameño, José Raúl Mulino, dijo en un comunicado que “como presidente, quiero expresar de manera precisa que cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá, y lo seguirá siendo, la soberanía y la independencia de nuestro país no son negociables”, añadió.
Canadá no cederá, infierno en Medio Oriente y deportación masiva de migrantes
Por otra parte, el republicano Donald Trump también se refirió a que, Canadá debería convertirse en el Estado número 51 de EE. UU. y dejaría de sufrir.
En ese contexto, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, declaró en la red social X que “jamás, pero jamás Canadá formará parte de Estados Unidos”.
Asimismo, Elizabeth May, congresista canadiense, le respondió a Trump que ellos no quieren ser el Estado 51 del país norteamericano, pero a lo mejor California quiere ser la onceava provincia canadiense.
Por otro lado, Trump manifestó que “si no se libera a los rehenes en manos de Hamás antes del día que asumo como presidente, se va a desatar el infierno en Medio Oriente”.
De igual manera, el presidente estadounidense aseguró que tiene preparadas medidas fuertes en contra de los migrantes que residen en el país del norte, que van desde la deportación masiva de indocumentados hasta la retirada de la ciudadanía a personas nacidas en el país.
La Presidenta hondureña, Xiomara Castro, por su parte, se sumó a las críticas, al advertir que, de darse esa medida, se podrían analizar las políticas de cooperación principalmente en el campo militar.
Al unísono el mundo dice ¡No a la injerencia!
Bajo ese contexto, analistas coinciden en que estas ideas son reflejo de un estilo político que prioriza los intereses estadounidenses sobre la soberanía y autodeterminación de otros pueblos.
Sin embargo, las naciones afectadas y muchos otros actores internacionales han enfatizado que el respeto por las fronteras y los derechos de cada país es fundamental para mantener el equilibrio geopolítico.
La visión expansionista de Donald Trump parece estar en desacuerdo con un mundo que busca, cada vez más, alejarse de los modelos unilaterales de poder y avanzar hacia una diplomacia basada en el respeto mutuo.
Sin duda, Trump y sus asesores intentan presentarlo como un emperador mundial con aspiraciones de dominio global; sin embargo, el mundo ha cambiado y los países defienden con firmeza su soberanía, rechazando esta visión injerencista de Estados Unidos.
JLU
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