Baja inflación en Honduras por subsidios a energía y combustibles
Elaborado por: Sdenka Saavedra Alfaro (Escritora y corresponsal de HispanTV).
La Paz, 2 may (AHN) La valentía y la fuerza del “ejército de las sandalias”, los Huzies (Huties), de la República de Yemen, está más viva que nunca, país que ha enfrentado desde el 2015, la invasión de la monarquía saudita y su séquito con el padrinazgo de EE. UU., que provocó una de las peores catástrofes humanitarias del mundo, con más de 24 millones de personas con necesidad de asistencia y protección humanitaria.
Porque no sólo viene enviando misiles contra buques y embarcaciones israelíes y estadounidenses, sino también está derribando drones y portaaviones, como el Harry Truman de EE. UU. que ha perdido su capacidad operativa, como un gesto de apoyo y solidaridad al pueblo palestino, que hoy enfrenta el genocidio, y los “crímenes de guerra”, por parte del régimen israelí que ha asesinado, a más de 52,350 palestinos, incluidos al menos 17,400 niños, en 18 meses en la Franja de Gaza, sumándose al menos 2,222 palestinos muertos desde que Israel reanudó su campaña militar intensificada el 18 de marzo.
Recientemente, Ansarolá (Partidarios de Dios) de Yemen, anunció la continuidad de las operaciones en apoyo a los palestinos y reiteró que no negociará mientras continúen las masacres israelíes en Gaza, que desde el 2 de marzo lleva soportando el bloqueo total de ayuda humanitaria; su líder el Seyed Abdulmalik Badreddin al-Houthi, ha señalado que el bloqueo total sobre Gaza ya se ha prolongado durante más de 50 días, y que además de impedir la entrada de alimentos y medicinas, el régimen israelí ha intensificado sus ataques, especialmente contra las instalaciones de rescate.
Washington mantiene una agresión constante contra Yemen, atacando a personas civiles, como el ataque de aviones estadounidenses hacia el centro que albergaba a inmigrantes africanos y que causó la muerte de casi 70 de los internos, en la provincia de Saada, o las recientes agresiones contra las gobernaciones de Saná, Amran y Saada que dejaron más de 1,300 civiles mártires y heridos; así como la destrucción de infraestructuras.
Pese a todo ello, Trump no ha logrado sus objetivos, como detener las operaciones de Ansarolá y asegurar las rutas marítimas, como también se ha visto atrapado en enormes costos, pues las sofisticadas armas aéreas que utiliza, tienen un valor millonario.
Ya se gastó más de mil millones de dólares, en ese sentido, los últimos informes indican un cambio en la estrategia de la Casa Blanca hacia un ataque terrestre a través de fuerzas indirectas destinadas a tomar la estratégica ciudad portuaria de Hodeidah, antes de efectuar un cambio de gobierno en Saná.
Si tal invasión terrestre se llevaría a cabo, se necesitaría financiación adicional, que parece que el Congreso no estará dispuesto a proporcionar, dado el fracaso en alcanzar los objetivos declarados del ataque a Yemen; pues será costoso para la administración de Trump, que busca inyectar más ingresos a la economía estadounidense, en medio de grandes rivales y enemigos, incluida cualquier posible guerra con China.
Yemen fue conocido como el Vietnam de Egipto; ya que al igual que EE. UU. en Vietnam, Egipto bajo el presidente Gamal Abdel Nasser no pudo vencer a la República de Yemen, y si Estados Unidos decide lanzar una campaña terrestre allí, se verá en grandes dificultades, al enfrentarse a Ansarolá.
La impunidad con la que el régimen israelí comete crímenes de guerra en Asia Occidental, ha demostrado que los organismos internacionales como el Consejo de Seguridad, la CIJ o la CPI, que representan a la “Comunidad Internacional”, hasta ahora no han logrado detener el genocidio israelí en Gaza, que abarca desde violaciones y hambrunas hasta la ejecución de equipos médicos, periodistas y la decapitación de bebés, que lleva 18 meses sin justicia.
Desde que Tel Aviv comenzó sus operaciones de exterminio el 7 de octubre del 2023, nadie ha hecho más para oponerse al plan de Benjamín Netanyahu que las fuerzas de la resistencia yemení, demostrando una vez más ser un paradigma de defensa y solidaridad con Palestina.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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