Policía de Honduras consolida control territorial con Plan Alcázar
Elaborado por: Lois Pérez Leira
02 oct (AHN) La denuncia emitida por los Ministerios del Poder Popular para la Defensa y para las Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela sobre la incursión ilegal de aeronaves de combate estadounidenses el 2 de octubre de 2025, a tan solo 75 kilómetros de las costas venezolanas y dentro de la Región de Información de Vuelo (FIR) de Maiquetía, representa una peligrosa e inaceptable escalada en las ya tensas relaciones bilaterales. Esta maniobra, identificada por el Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI), no puede ser vista sino como una flagrante provocación que atenta directamente contra la paz regional, la soberanía nacional de Venezuela y el derecho internacional.
Violación del Espacio Aéreo y Normas Internacionales
La ubicación de la incursión, tan cercana al territorio continental venezolano, va más allá de un simple ejercicio de “libertad de navegación” o de una práctica militar rutinaria. La FIR de Maiquetía, aunque no es espacio aéreo soberano per se, es una zona de responsabilidad y control de tráfico aéreo civil venezolana, reconocida internacionalmente. Más importante aún, el acercamiento a 75 kilómetros de la costa se adentra en la Zona Contigua de Venezuela y se acerca peligrosamente a su espacio aéreo territorial.
El comunicado venezolano acierta al señalar que esta acción contraviene las normas del derecho internacional y la Convención de Chicago sobre Aviación Civil Internacional. Dicha Convención establece las reglas del aire y el reconocimiento de la soberanía estatal sobre el espacio aéreo. Aunque las aeronaves militares operan bajo regulaciones distintas, el principio de no injerencia y el respeto a las fronteras y a las zonas de seguridad de otros países son pilares de la convivencia internacional. Una potencia extranjera enviando aviones de guerra cerca de la costa de otra nación sin consentimiento es, en el mejor de los casos, un acto hostil e irresponsable.
La Lógica de la Presión y la Desestabilización
Esta nueva provocación militar se inscribe en un patrón de presión sistemática y agresión multifacética que Washington ha mantenido contra Caracas durante años, que incluye sanciones económicas, narrativas de deslegitimación y amenazas veladas. La presencia de aeronaves de combate tiene un objetivo claro: intimidar, probar la capacidad de respuesta del sistema de defensa venezolano y mantener un estado de tensión e inestabilidad que justifique la narrativa de un “régimen peligroso” en la región.
El gobierno de Estados Unidos debería entender que este tipo de acciones no conducen a la estabilidad, sino que, por el contrario, agudizan la confrontación y cierran las puertas a cualquier posibilidad de diálogo constructivo. La única forma de resolver las diferencias políticas o ideológicas es a través de los canales diplomáticos y el respeto mutuo, y no a través de la coacción militar.
Un Llamado a la Cordura Internacional
La comunidad internacional tiene el deber de observar y condenar firmemente este tipo de prácticas que ponen en riesgo la seguridad regional. La soberanía de una nación, independientemente de su tamaño o alineación política, es inviolable.
Venezuela, al denunciar esta situación, está ejerciendo su derecho legítimo a la autodefensa y a la protección de su territorio. El mundo debe rechazar categóricamente la política de fuerza y reafirmar el principio de que ningún país tiene el derecho de amenazar la integridad territorial de otro bajo ningún pretexto. La estabilidad en el Caribe y Latinoamérica depende de que estas acciones unilaterales y provocadoras cesen de inmediato.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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