Consejo de Ministros aprueba Presupuesto General 2026 sin aumentar impuestos en Honduras
Elaborado por: Jaime Flores Cedeño (Prof. de Filosofía e Historia-Abogado con Maestría en Derecho Laboral)
22, ago (AHN) Este año, 2025, el mundo conmemora el 80ª aniversario, (8 de mayo de 1945) de la victoria contra el Fascismo en la Segunda Guerra Mundial y la Fundación de la Organización de Las Naciones Unidas.
El Fascismo, si bien es cierto, presentó una colosal derrota tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, no desapareció de la geopolítica, donde buena cantidad de sus impulsores continuaron accionando en Europa y el resto del mundo.
Un caso concreto de un régimen fascista, que, aunque no entró directamente en la guerra, continuó, antes, durante y después de la conflagración ejecutando adversarios fue el gobierno despótico de Francisco Franco en España, admirador de Adolfo Hitler y Benito Mussolini, quien, sin el apoyo de ambos, jamás hubiera vencido al ejército republicano, el cual llevó a efecto una de las grandes guerras antifascistas con el respaldo de miles de combatientes de brigadas internacionales, que dieron su solidaridad, bajo el grito de NO PASARÁN.
El fascismo tiene muchas definiciones políticas, compartimos la que en su momento expresara George Novack en “Democracia y Revolución”, al decir que: “A diferencia de otras formas de dominación antidemocrática que representan diferentes grados de reacción burguesa, el fascismo dirige una contrarrevolución política. Extirpa por completo todas las instituciones, tanto de la democracia burguesa, como proletaria, y a todas las fuerzas independientes. Ata de pies y manos a las masas, las amordaza, atemoriza a la clase obrera e impone a una nación una camisa de fuerza totalitaria”, agrega más adelante, que: “Si el parlamentarismo es el producto político más característico del ascenso del capitalismo, el fascismo es el fruto específico de la descomposición de la sociedad burguesa en su fase capitalista”.
Una de las primeras consecuencias de la caída del fascismo fue la puesta en ejecución de la Guerra Fría desarrollada por los Estados Unidos, en la administración del presidente Harry Truman, el mismo que dio la orden de lanzar dos bombas atómicas a Hiroshima y Nagasaki, detonando un acto de genocidio sin comparación.
La Guerra Fría enfrentó a dos naciones que habían sido aliadas en la Segunda Guerra Mundial con el fin de vencer a un enemigo en común, específicamente, Los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, esta última población ofrendó 20 millones de vidas, entre civiles y soldados, que dieron una batalla heroica en la defensa de Stalingrado.
Durante la Guerra Fría un número considerable de exsoldados nazis sirvieron de espías para occidente, esto sucedió también, con el traspaso de determinados científicos en los proyectos aeroespaciales de la NASA, fundada en 1958, y militares que pasaron a asesorar gobiernos golpistas en América Latina.
No debemos dejar de mencionar que, aunque los aliados estuvieran contra el fascismo, no se erradicaron las prácticas racistas propias de este sistema aplicadas por algunos países, este fue el caso del patriota de Martinica, revolucionario y psiquiatra, Franz Fanon, quien formó parte del ejército francés, pero no pudo entrar a Alemania con las tropas triunfantes, porque el alto mando recibió la orden de ser blanqueado, en otras palabras, ningún soldado de la etnia negra podía incursionar como victorioso, siendo un privilegio de los blancos.
El racismo, tanto en los Estados Unidos, como en Europa, no se erradicó luego de la Segunda Guerra Mundial, por el contrario, se profundizó en muchas ciudades y ocasionó protestas que exigían igualdad de derechos y un trato humano justo, célebres fueron las palabras de Martin Luther King al decir que: “El final de nuestras vidas comienza el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan”.
La Guerra Fría abrió el camino a conflictos armados en Corea y Vietnam, similar en el resto del continente asiático, África y América Latina. El marco de extensión de estas guerras se orientó en distintas latitudes, tanto a nivel armado, político- ideológico, económico y cultural, bajo el lineamiento de perseguir las ideas comunistas. Uno de los políticos que salió a relucir en esa época fue el senador republicano Joseph McCarthy quien dirigió un comité de corte fascista, que perseguía a políticos, cantantes, artistas, militares, estudiantes, obreros y ciudadanos, que pudieran tener algún vínculo con el partido comunista o ideas afines. A este proceso se le denominó “cacería de brujas”, por su semejanza con la inquisición europea siglos atrás. Hollywood sufrió de forma contundente la purga de actores como: Charles Chaplin y John Garfield, no escaparon, también, a esta cacería guionistas y directores de la categoría de Dalton Trumbo.
Cabe recordar, al respecto, la condena de Julius y Ethel Rosenberg, acusados de espionaje y condenados a la silla eléctrica en 1953, en juicios influidos por la presión que ejercían los medios de comunicación y poderes instituidos.
Panamá, no fue la excepción, el macartismo tenía su mirada enfocada en líderes estudiantiles y populares, que enfrentaban la política colonial estadounidense. Ejemplo fue la persecución desatada por el gobierno de José Antonio Remón Cantera, exprimer comandante de la Policía Nacional que sancionó la Ley No. 43 de 23 de diciembre de 1953, “Por la cual se declaran ilícitas y violatorias de la Constitución Nacional en la República, las actividades totalitarias, tales como el comunismo”. Líderes como: Carlos Francisco Changmarin, César De León, Rubén Dario Sousa, fueron arrestados y obligados a salir del país.
Estos conflictos políticos e ideológicos dieron lugar a la posibilidad de una Guerra Nuclear a finales de los años 40, tomando en consideración que los Estados Unidos y la Unión Soviética poseían la capacidad de decidir una escalada por medio de bombas atómicas y de hidrógeno. Las tenciones geopolíticas hicieron surgir dos organizaciones defensivas: La OTAN y el Pacto de Varsovia. Su rivalidad política fue protagónica durante la Guerra Fría. Ambas estructuras de poder se enfrentaron en conflictos de baja y mediana intensidad. Un episodio que puso al mundo ante el peligro real de una conflagración con implicaciones planetarias se dio con la crisis de los misiles en 1962, que hizo reforzar los llamados a la paz, por parte de políticos, intelectuales, organizaciones populares y sociales, porque la guerra lo único que podría haber causado era la extinción de la humanidad.
En esa época fue célebre el Manifiesto Russell- Einstein de 1955, que en su parte resolutiva indicaba que: “Ante el hecho de que en cualquier futura guerra mundial se emplearían con certeza armas nucleares, y que tales armas amenazan la continuidad de la humanidad, instamos a los gobiernos del mundo para que entiendan, y reconozcan públicamente, que sus propósitos no podrán lograrse mediante una guerra mundial, y les instamos, en consecuencia, a encontrar medios pacíficos que resuelvan todos los asuntos de disputa entre ellos”.
Ocho años antes del manifiesto se había reunido la juventud del mundo en Praga bajo el lema “Juventud, únete en la lucha por una paz firme y duradera”, este evento organizado por la Federación Democrática de la Juventud y los Estudiantes y la Unión Internacional de Estudiantes, congregó a más de 17 000 jóvenes de 72 países.
La caída del fascismo produjo otra consecuencia enmarcada en los procesos de liberación nacional en todos los continentes, donde los territorios colonizados lucharon por obtener su plena independencia y romper los lazos imperiales que los ligaban con Europa.
En esta dirección, un hecho trascendental que produjo un nuevo escenario en la geopolítica mundial fue la proclamación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949 por, Mao Tse Zedong, recordado como uno de los grandes revolucionarios del siglo XX, citamos al respecto palabras pronunciadas por Xi Jinping, Secretario General del Comité Central del PCCh y Presidente de la Nación, cuando expresó en la conmemoración de los 130 años del natalicio de Mao, lo siguiente: “Fue un gran marxista y revolucionario, estratega y teórico proletario, pionero en la adaptación del marxismo al contexto chino y sentó las bases de la modernización socialista de China. Un gran patriota y héroe nacional de la historia moderna de China y el núcleo de la primera generación de liderazgo central del Partido, un gran hombre que llevó al pueblo chino a cambiar su destino y a la nación en su conjunto. Destacó su inmenso internacionalismo y las significativas contribuciones a la liberación de las naciones oprimidas y a la causa del progreso humano en todo el mundo”.
Dos años antes de la Independencia de la China lo hizo la India, sometida al rango de colonia del imperio británico por varios siglos, sobresale en este transitar la figura colosal de Mahatma Ghandi.
Además de las guerras de Corea y Vietnam, que alcanzaron notoriedad hemisférica, hubo una de liberación nacional que merece nuestra atención, con su epicentro en Argelia, entre 1954 y 1962. En ese terreno se enfrentó el nacionalismo anticolonialista argelino en contra de las autoridades coloniales francesas que tenían un trato despiadado hacia la población. En el conflicto perecieron más de 500.000 argelinos y cerca de 25.000 soldados franceses. Finalizó en 1962, con la firma de los Acuerdos de Évian, la declaración de la independencia de Argelia y el retiro de las autoridades y tropas francesas del país. Se recuerda en este escenario a Ahmed Ben Bella, de amplia trayectoria política y militar, entre sus últimos reconocimientos está el haber sido nombrado presidente del Grupo de Sabios de la Unión Africana, cargo que ocupó hasta su muerte en el año 2012.
Los movimientos de liberación nacional impulsaron la conformación del “Movimiento de los Países No Alineados” organizado en la Conferencia de Bandung de 1955, pero tomó forma en la Conferencia de Belgrado de 1961. Entre los principios propugnados estaban:
- La eliminación del imperialismo y el neocolonialismo.
- La cooperación pacífica de los pueblos, en el marco de la coexistencia pacífica impulsada por Kruschev.
- El rechazo a los bloques militares existentes, abogando por un desarme general.
- El derecho de autodeterminación de los pueblos colonizados.
El movimiento de los No Alineados ha sido uno de los foros internacionales más importantes de los pueblos oprimidos y explotados del planeta, donde las denuncias a las formas de genocidio, explotación, neocolonialismo e imperialismo son motivo de rechazo por los países miembros. Célebres fueron las palabras del Comandante Fidel Castro Ruz en la VI Conferencia realizada en la Habana en 1979, que en solidaridad con la población negra que vivía un Apartheid en Sudáfrica manifestó que esas acciones segregacionistas “constituyen el más bochornoso baldón para los pueblos de África y el mundo. La dignidad humana se tiene que sentir ofendida por ese repugnante reducto del espíritu nazifascista que subsiste en el Cono Sur de África, donde 20 millones de africanos son oprimidos, explotados, discriminados y reprimidos por un puñado de racistas”.
Otra de las consecuencias geopolíticas de la caída del fascismo fue la fundación de la “Organización de las Naciones Unidas” que nació oficialmente el 24 de octubre de 1945, en reemplazo de la fenecida sociedad de naciones. La ONU fue una respuesta directa a la devastación causada por la guerra. En su Carta Fundacional, se establecieron principios clave como la igualdad soberana de todos los Estados, el respeto por los derechos humanos, la negociación pacífica de disputas y la promoción de las condiciones necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales.
La ONU participó en aquellos años de postguerra en la creación del Estado de Israel, concebido el 14 de mayo de 1948. Este hecho formaba parte de una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de noviembre de 1947, concebida en un plan para dividir la región de Palestina entre Israel y un Estado que aglutinara a la población local de habla árabe. La historia es clara al indicar el desconocimiento de los acuerdos por parte de Israel que desencadenó guerras en el Medio Oriente inducidas por el expansionismo sionista, dando cabida a prácticas genocidas en contra de la población, como la que acontece hoy día en la franja de Gaza, que tienen el rechazo internacional. La ONU ha sido incapaz de detener el genocidio, hecho que a juicio de internacionalistas es demostración de su inoperatividad y urgente reestructuración.
Un conflicto de postguerra que acaparó la atención fue las Guerras de Corea y de Vietnam, que sería extenso profundizar en sus causas y consecuencias, que se entrelazan con la Guerra Fría. Los coreanos del norte dirigidos por Kim Il Sung lucharon por la unificación de la península, y en Vietnam, contra el colonialismo francés, luego, tuvieron que enfrentar la incursión militar estadounidense que arrojó cientos de miles de bombas contra la población, incluyendo armas químicas, bombas de racimo y napalm. Los muertos se cuentan en millones, no obstante, se elevó el patriotismo y la heroicidad de los coreanos del norte y vietnamitas, que lograron finalmente expulsar a los Estados Unidos de su territorio en la mitad de los años setenta, siendo una de las más grandes derrotas sufridas por ejército imperial alguno, singularmente, ante un pueblo que no poseía las armas, ni las tecnologías suficientes, pero inspirado en su líder Ho Chi Minh.
En los años 50, descolló el liderazgo de Gamal Abdel Nasser, quien después de décadas de lucha alcanzó la nacionalización del Canal de Suez el 26 de julio de 1956, luego de 74 años de control británico. Nasser, fue erigido héroe nacional y líder del nacionalismo árabe. La recuperación de la vía acuática fue un acto de soberanía y resistencia contra el neocolonialismo. Veintiún años más tarde, en nuestro país, aconteció un hecho similar con la firma de los Tratados Torrijos Carter el 7 de septiembre de 1977, que pondrán fin al enclave colonial de los Estados Unidos, proceso guiado por el General Omar Torrijos Herrera, quien dio continuidad a la lucha generacional por el rescate de la Soberanía.
Las consecuencias geopolíticas de la caída del fascismo, tomaron un giro particular en América Latina por la intervención política y armada de los Estados Unidos en aquellos movimientos que tuvieran una connotación de liberación nacional, o bien, contra los gobiernos de trazos progresista. La doctrina Monroe de 1823, nunca ha perdido vigencia en América Latina, por el contrario, se robusteció con la Guerra Fría, que patrocinó la llegada de dictadores. Ante el surgimiento de la doctrina Monroe, fue visionaria la política de “Patria Grande” principiada por el Libertador Simón Bolívar al convocar en Panamá un Magno Congreso Anfictiónico en 1826, que forjó la unidad continental e hizo un contrapeso al expansionismo estadounidense.
América Latina se llenó de dictadores que cometían todo tipo de crímenes y violaciones a los derechos humanos, como: Rafael Leonidas Trujillo en (República Dominicana), Anastasio Somoza (Nicaragua), Alfredo Stroessner en (Paraguay), José Antonio Remón Cantera (Panamá), Castillo Armas (Guatemala) y Augusto Pinochet (Chile), causantes de miles de muertos en conjuras de exterminio, la Operación Cóndor es un ejemplo de estos oscuros procederes. Las articulaciones de contenido fascistas prosiguieron su marcha en el continente, sin embargo, hubo expresiones de rebeldía y lucha como la efectuada por la Revolución Cubana de 1959, con su máximo líder el comandante Fidel Castro Ruz y otros héroes de gran significación, entre estos: El Che Guevara, Raúl Castro, Juan Almeida, Camilo Cienfuegos, Haydée Santamaría y Vilma Espín, iguales levantamientos armados proliferaron en América Latina en las décadas siguientes, ante la pobreza, las desigualdades y los gobiernos oligárquicos que ignoraban las necesidades de los pueblos.
Cuba ha tenido que enfrentar medidas inhumanas de bloqueo económico y agresiones que van desde actos terroristas contra instalaciones públicas, hasta intentos de magnicidios, vulnerando el derecho de autodeterminación consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.
En la década del sesenta el Caribe sufrió otra invasión militar que se sumaba a la lista de acciones estadounidenses, el país que resultó agredido fue la República Dominicana el 28 de abril de 1965, hace exactamente 60 años. Medio siglo más tarde, en el 2016, la OEA, emitió una Resolución de desagravio por la complicidad que desempeñó este organismo en aquellos días de aciago que repercutieron en el continente. Los panameños sabemos las consecuencias de una invasión, porque la vivimos un 20 de diciembre de 1989, con toda su estela de muerte y destrucción,en la actualidad continúan identificándose cadáveres en fosas comunes.
La República Dominicana, similar al resto de América Latina, fue gobernada mayormente por las élites partidarias burguesas que se amparaban con el soporte militar para sofocar las reclamaciones populares. En, 1930, el general Rafael Leonidas Trujillo tomó el poder del Estado y gobernó el país hasta 1961, cuando fue ajusticiado. Su gobierno dictatorial estuvo marcado por la corrupción, crímenes y persecuciones. En su amplio mandato los Estados Unidos no diseñó ningún plan para derrocarlo argumentando principios de democracia o libertad, por el contrario, le dieron protección, mientras eso ocurría, procedían a derrocar gobiernos legítimos como el Jacobo Arbenz en Guatemala. No podemos dejar de mencionar en los hechos que se dieron en dominicana, que causó la muerte de miles de dominicanos, la heroicidad del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y el profesor, Juan Bosch, quienes han sido referentes para el movimiento popular de la región.
Sería extenso hacer mención de todos los eventos que ocurrieron en América Latina y el mundo, luego de la caída del fascismo, no obstante, cabe preponderar la figura de Salvador Allende, víctima de un Golpe de Estado Fascista en Chile el 11 de septiembre de 1973. El golpe trajo consigo miles de desapariciones forzadas en los años que siguieron, hablamos de estudiantes, obreros, indígenas, intelectuales y movimientos de apoyo al gobierno de Unidad Popular.
A 80 años de la caída del fascismo vivimos en un mundo que se encamina hacia la multipolaridad, donde Rusia y la República Popular de China, ejercen un contrapeso en la geopolítica mundial y proclaman la necesidad de que la paz y los buenos entendimientos sean la constante para evitar conflictos que conduzcan a guerras que ningún ser humano quiere, porque solo crean muerte y destrucción.
Finalmente tenemos, que el fascismo del siglo XX, ha adquirido una nueva dimensión en la actual centuria, bajo el rasgo de neofascismo, descrito en el Documento Fundacional de la Internacional Antifascista, realizada en Caracas, Venezuela, en octubre del 2024, cuando señalaba que:
“Sostenemos que el neofascismo contemporáneo es aún más peligroso que el del siglo pasado, al haberse convertido en un proyecto con aspiraciones de hegemonía global que encarna una nueva aristocracia financiera y tecnológica. Con su carácter autoritario, totalitario y militarista, busca suprimir violentamente toda oposición, homogeneizar el pensamiento y atacar la diversidad política y cultural”.
“No concebimos al fascismo como una simple opción política, sino como una visión que niega la vida misma. Interpretamos el presente como un punto de no retorno, donde lo que está en juego es la vida o la muerte. Si no proponemos y defendemos un modelo que proteja la vida, solo existen dos opciones posibles: o las futuras generaciones nos condenarán por no haber hecho lo suficiente, o simplemente no habrá Humanidad”.
Finalizan sosteniendo que: “El internacionalismo en defensa de la vida humana y del planeta, no puede desvincularse de la lucha por la paz, la justicia social y los derechos humanos”.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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