Congreso hondureño recibe anteproyecto de Presupuesto General de 2026
Elaborado por: Lois Pérez
27 ago (AHN) La situación política en Honduras ha tomado un giro preocupante en las últimas semanas, donde sectores de la oposición han intentado fabricar una narrativa falsa que vincula al gobierno de Xiomara Castro con el supuesto “Cartel de los Soles” de Venezuela. Esta estrategia, carente de todo fundamento verificable, representa un claro intento de desestabilización política que busca confundir a la población hondureña y afectar el proceso electoral en curso donde la candidata oficialista Rixi Moncada busca la sucesión presidencial.
El origen de esta falsa narrativa se encuentra en las recientes tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y Venezuela, donde el gobierno estadounidense ha acusado sin evidencias contundentes al presidente Nicolás Maduro de liderar una estructura narcotraficante. Sobre este frágil argumento, que ni siquiera cuenta con respaldo de organismos internacionales neutrales, la oposición hondureña ha construido un relato igualmente falso que intenta perjudicar al gobierno de Castro por el simple hecho de mantener relaciones diplomáticas normales con Venezuela.
Los voceros opositores han llegado al extremo de afirmar, sin ninguna prueba, que la presidenta Castro y la candidata Moncada “ofrecieron las Fuerzas Armadas de Honduras a Maduro”. Esta afirmación ha sido desmentida categóricamente por verificaciones de fact-checking y por portavoces oficiales.
El capitán Mario Rivera, portavoz de las FFAA hondureñas, aseguró que “toda información sobre nuestra institución se da a conocer por nuestros canales oficiales y nosotros no hemos publicado nada sobre ese tema”. Igualmente, el secretario de Comunicaciones, Ivis Alvarado, desmintió estas acusaciones circulantes en redes sociales.
Una revisión exhaustiva de las comunicaciones oficiales del gobierno hondureño demuestra la falsedad de estas afirmaciones. En ninguna de las publicaciones de la Secretaría de Prensa o de las Fuerzas Armadas aparece referencia alguna a tal disposición de las FFAA para Maduro. Incluso durante el evento del 22 de agosto, cuando la presidenta Castro asistió al aniversario número doce de la Policía Militar de Honduras, en ninguno de los posteos o transmisiones del evento se mencionó tal disposición.
La posición internacional de Honduras respecto a Venezuela se enmarca en el derecho internacional y los principios de autodeterminación de los pueblos. Cuando Castro declaró que “el Estado de Honduras rechaza de manera categórica las acusaciones formuladas contra el presidente Nicolás Maduro”, estaba ejerciendo la soberanía diplomática que caracteriza a los Estados independientes. Este posicionamiento se basa en el “respeto irrestricto a la autodeterminación de los pueblos y al Derecho internacional”, no en una complicidad con actividades ilícitas como maliciosamente sugiere la oposición hondureña.
El timing de estas acusaciones coincide sospechosamente con el proceso electoral hondureño, donde la candidata oficialista Rixi Moncada representa la continuidad del proyecto de transformación iniciado por Castro. La estrategia opositora parece clara: vincular falsamente al gobierno con el narcotráfico para desgastar su imagen y afectar sus posibilidades electorales. Se trata de una jugada política que apela al miedo y la desinformación en lugar de presentar propuestas programáticas alternativas.
La ciudadanía hondureña debe permanecer alerta ante estas estrategias de manipulación informativa. Las falsas narrativas no solo buscan desestabilizar al gobierno legítimo, sino que pretenden afectar el derecho del pueblo hondureño a decidir su futuro sin presiones mediáticas basadas en mentiras. La soberanía de Honduras se defiende también rechazando estos intentos de injerencia indirecta a través de la guerra comunicacional.
El caso hondureño demuestra cómo las tensiones geopolíticas internacionales pueden ser utilizadas por actores locales para beneficio propio, incluso a costa de la estabilidad democrática del país. Corresponderá a las instituciones hondureñas, a los medios de comunicación responsables y a la ciudadanía informada desmontar estas falsedades y concentrarse en los debates políticos reales que afectan el desarrollo y bienestar del pueblo hondureño.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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