• septiembre 25, 2025

Provocaciones imperiales en el Caribe: ¿el preludio de una invasión a Venezuela?

Elaborado por: Lois Pérez Leira

14 sep (AHN) La noticia del asalto al buque atunero venezolano Carmen Rosa por parte del destructor misilístico estadounidense USS Jason Dunham (DDG-109), ocurrido el pasado viernes 12 de septiembre en aguas de la Zona Económica Exclusiva de Venezuela, no puede ser tomada a la ligera. Se trata de un hecho grave que pone de relieve la estrategia de provocación permanente de Estados Unidos contra la soberanía venezolana y, más aún, contra la paz de toda la región.

Una agresión encubierta bajo el disfraz de “seguridad”

Washington lleva años intentando justificar una intervención directa en Venezuela, bajo pretextos que van desde la “lucha contra el narcotráfico” hasta la “defensa de la democracia”. Sin embargo, detrás de estas narrativas se esconde un objetivo más crudo: el control de los recursos energéticos y estratégicos del país caribeño, que posee las mayores reservas probadas de petróleo del planeta y vastos yacimientos de gas, oro y coltán.

El abordaje a un barco atunero, tripulado por nueve pescadores humildes, carece de toda justificación legal. El Carmen Rosa no representaba amenaza alguna para una embarcación de guerra equipada con misiles de crucero. La operación no fue más que un gesto de fuerza, un mensaje intimidatorio que busca proyectar dominación y crear tensiones artificiales.

La historia se repite

No es la primera vez que Estados Unidos recurre a incidentes fabricados o magnificados para justificar sus aventuras bélicas. Basta recordar el hundimiento del Maine en Cuba en 1898, el “incidente del Golfo de Tonkín” en Vietnam en 1964 o las inexistentes “armas de destrucción masiva” en Irak en 2003. Hoy, el guion parece reescribirse en el Caribe, con Venezuela en el centro de la diana.

Estos precedentes muestran cómo una simple provocación naval puede ser el detonante de campañas mediáticas que preparan la opinión pública internacional para aceptar la violencia militar bajo la fachada de la “defensa de la libertad”.

Venezuela no está sola

Lo ocurrido con el Carmen Rosa debería encender alarmas en toda América Latina. Una agresión a Venezuela es, en esencia, una agresión contra la soberanía de la región entera. La doctrina Monroe, disfrazada de “asociaciones estratégicas” o “alianzas por la seguridad hemisférica”, no ha desaparecido: sigue viva en la mentalidad imperial que pretende ver al continente como su “patio trasero”.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Venezuela cuenta con aliados estratégicos y con un pueblo que ha demostrado capacidad de resistencia frente a sanciones, bloqueos y amenazas militares. Cada acto de hostilidad externa fortalece, en última instancia, la conciencia antiimperialista y la unidad regional.

Un llamado a la solidaridad

El abordaje del atunero venezolano no puede quedar como un hecho aislado ni mucho menos normalizado. Es un acto de piratería moderna cometido por una potencia militar contra trabajadores del mar, un abuso de fuerza que sienta un peligroso precedente.

Los pueblos de América Latina y el Caribe deben alzar la voz, denunciar la escalada de provocaciones y exigir respeto al derecho internacional. Permitir que se instale la narrativa de que “Venezuela es una amenaza” es abrir la puerta a una invasión que traería consecuencias desastrosas no solo para ese país, sino para toda la región.

La defensa de la paz, de la soberanía y del derecho a decidir el propio destino no es una causa exclusiva de Venezuela: es una tarea histórica de todos los pueblos libres.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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