Las nuevas tácticas del fraude: ¿Quién controla realmente las elecciones en Honduras?

Elaborado por: Ester Oliva

Tegucigalpa, 21 mar (AHN) El pasado 9 de marzo, Honduras vivió una jornada electoral que, en teoría, debía ser un proceso organizado y transparente. Sin embargo, las elecciones primarias estuvieron marcadas por irregularidades que pusieron a prueba la paciencia y determinación del pueblo hondureño.

A pesar de los obstáculos, la ciudadanía demostró que no está dispuesta a ceder su derecho al voto ni permitir más fraude, ya que desde tempranas horas, el proceso electoral se vio afectado por un grave percance en el transporte del material electoral. Maletas con papeletas y documentos oficiales llegaron con retrasos de hasta diecisiete horas, generando caos y frustración.

Pero lejos de desanimarse, el pueblo hondureño permaneció en sus centros de votación, demostrando que ha aprendido la lección de años anteriores.

Contrario a los pronósticos de los analistas que auguraban una baja participación debido a la desconfianza en el sistema, la realidad fue otra. A altas horas de la noche, miles de hondureños seguían en las calles, vigilantes de sus votos y comprometidos con la defensa de su democracia.

Tras más de una década de fraudes electorales, quedó claro que solo la presencia activa de la ciudadanía podría garantizar un proceso más justo.

La resistencia popular quedó evidenciada en los sacrificios que muchos hicieron para garantizar la transparencia electoral. A pesar del sueño, el hambre y el cansancio, las urnas no se cerraron hasta que se contó el último voto. Este acto de compromiso merece reconocimiento, pues demuestra que la democracia en Honduras, aunque frágil, sigue viva gracias a la voluntad del pueblo.

No faltaron intentos de sabotear el proceso. Dos concejales del Consejo Nacional Electoral (CNE), con una moral y compromiso patriótico cuestionables, intentaron suspender las elecciones, pero la voluntad popular prevaleció. En un acto de civismo, la ciudadanía exigió que el proceso continuara, reafirmando que el derecho al voto no es un privilegio, sino una conquista que no está dispuesta a perder.

Por si fuera poco, la presidenta del CNE, con afán de legitimar su gestión, el pasado 09 de febrero declaró que el manejo del presupuesto electoral, incluido el transporte de material, está completamente bajo la administración del CNE.

Esto evidencia que la consejera Cossette López ya fue instruida por sus superiores nacionalistas sobre cómo cometer fraude, siguiendo el modelo de corrupción de Juan Orlando Hernández.

Sabemos bien que los partidos de derecha recurren al berrinche mediático y a las noticias falsas cuando las condiciones no juegan a su favor. Esta elección no solo sirvió para elegir candidatos, sino que también dejó en evidencia el cinismo de quienes buscan manipular la voluntad popular.

Además, plantea una pregunta clave: ¿es genuino el compromiso de las consejeras del Partido Nacional y Liberal con la transparencia electoral o solo buscan proteger intereses oscuros?

Ahora resulta que la presidenta del CNE – es decir quien dirigió el proceso electoral – en un acto de evidente desesperación, lanzó acusaciones infundadas contra las Fuerzas Armadas de Honduras, señalándolas de reunirse con una candidata y un expresidente para manipular informes electorales.

Esta actitud irresponsable no solo pone en duda su propia credibilidad, sino que también demuestra una clara intención de desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrentó el proceso electoral bajo su dirección. En lugar de asumir su responsabilidad por las irregularidades y deficiencias en la organización de los comicios, prefiere sembrar el caos con in

No es la primera vez que quienes fallan en su trabajo buscan culpables en otros lugares, es importante reclacar que las Fuerzas Armadas cumplieron su papel institucional en el proceso electoral primario, garantizando la seguridad y la logística necesarias para que el pueblo hondureño ejerciera su derecho al voto.

Estos hechos solo demuestran la falta de liderazgo y transparencia de quienes dirigieron el CNE, ya que si hubo fallas en el proceso, es a la presidenta del organismo a quien le corresponde rendir cuentas, no fabricar conspiraciones para justificar su ineficiencia

Pero algo que hay que dejar claro, es que a pesar de todo, el pueblo hondureño dejó claro que no tolerará más atropellos ni manipulaciones, ahora, la gran incógnita es si las instituciones estarán a la altura de este despertar ciudadano o seguirán siendo cómplices de la corrupción, lo que es seguro es que Honduras ha cambiado, y su pueblo ya no permitirá que le roben su voz.

La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.

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