Elaborado por: Lois Pérez Leira
13 oct (AHN) El reciente concierto de Silvio Rodríguez en el Movistar Arena de Buenos Aires tras siete años de ausencia no fue solo un reencuentro musical, sino una poderosa manifestación de solidaridad y compromiso político. El cantautor cubano, figura insoslayable de la Nueva Trova, demostró una vez más que su arte trasciende el mero espectáculo para convertirse en un espacio de convergencia para las causas sociales y antiimperialistas.
El recital, que tuvo lugar en el contexto de una gira sudamericana, se vio impregnado de un ambiente de fervor ideológico. La presencia de una delegación de hondureña portando su bandera patria, acompañada por el destacado intelectual argentino Patricio Brodsky, integrante de la Internacional Antiimperialista de los Pueblos, subraya el carácter transnacional y unificador de la convocatoria. Esto resalta la importancia de la música como un vehículo para la hermandad entre los pueblos y la articulación de luchas comunes, desde la defensa de la soberanía hasta el repudio a las políticas neoliberales.

La presencia de miles de personas, coreando consignas contra el actual gobierno argentino y el bloqueo a Cuba y Venezuela, evidenció que el público de Silvio Rodríguez es un crisol de conciencia crítica. La música del trovador, que siempre ha tenido un contenido profundamente social y humanista, resuena hoy con una vigencia particular en un continente marcado por tensiones políticas y económicas. El fervor se vio intensificado por la masiva exhibición de banderas de Palestina, un potente símbolo de la lucha antiimperialista global y la solidaridad con un pueblo bajo asedio.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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