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“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad” Simón Bolívar (1829)
“Váyanse al carajo yanquis de mierda que aquí hay un pueblo digno, aquí hay un pueblo digno, yanquis de mierda, váyanse al carajo 100 veces, aquí estamos los hijos de Bolívar, de Guaicapuro y de Tupac Amarú. Nosotros(as) estamos resueltos a ser libres”. Comandante Hugo Chávez Frías (11/9/2008).
Elaborado por: Patricio A. Brodsky
24 ago (AHN) La base del capitalismo son la depredación, el saqueo y la opresión. Las clases dominantes de los países del “Norte Global” han sostenido su nivel de acumulación económica (prácticamente desde el origen de este proceso) en el robo, el pillaje, la esclavitud y el genocidio, prácticas que, como muestra Karl Marx en el capítulo XXIV de su obra El Capital (“La Llamada Acumulación Originaria”), están presentes en el ADN del capitalismo y que en esta etapa de la globalización imperialista, marcada por una fuerte crisis civilizatoria y de valores, cuyo indicador principal es la reaparición del fascismo bajo la forma, como dice Enzo Traverso, del posfascismo, forman parte esencial de las relaciones sociales contemporáneas.
Muchos autores como Achille Mbembe (Necropolítica), Vicent Bevins (El método Yakarta: La cruzada anticomunista y los asesinatos masivos que moldearon nuestro mundo), Maurizio Lazaratto (Capital, Imperialismo y Guerra), entre otros muestran esta tendencia del capitalismo contemporáneo a seguir la conducta histórica que llevó a que el Norte Global, lo que solemos llamar Occidente, a depredar los recursos y las vidas del resto del planeta.
Esta tendencia global del imperialismo, expresada en las acciones terroristas y criminales desplegadas por las potencias hegemónicas desde el propio origen del modo de producción capitalista (cuya máxima expresión está dada por las casi 800 bases militares desplegadas por el imperialismo yanqui por todo el orbe, las casi 400 acciones militares directas de tropas yanquis en todo el mundo intentando arrasar las voluntades de pueblos enteros, las políticas de agresión directa y violación de la jurisprudencia internacional expresadas en los injustificados, ilegales, ilegítimos y genocidas bloqueos alrededor de Cuba y Venezuela –a pesar de la oposición de la inmensa mayoría de los países del mundo expresada en la votación contra el bloqueo a Cuba año tras año en la Asamblea General de la ONU, a la cual EE.UU. hace caso omiso sin consecuencia alguna-, etc.)
El belicista imperio en franca decadencia, cuya economía en crisis depende de la industria armamentista y de la depredación de los recursos naturales, una vez más, fracasado el intento de hacerse con los recursos naturales de Ucrania, cuya estrategia fue la desestabilización de su democracia impulsando el golpe fascista de 2014, y luego de colocar allí a un títere como Zelenski empujar a esta nación a la guerra contra Rusia, equivocando los cálculos, y provocando a Rusia hasta el límite; ahora, luego de la cumbre entre Trump y Putin, vuelve sus cañones contra nuestra región movilizando su flota hacia mar territorial venezolano.
Trump que ya lleva 8 meses al frente del gobierno en el estado imperialista, asumió desplegando políticas que muestran a las claras las intenciones supremacistas, racistas y expansionistas presentes en la ideología imperialista desde la enunciación de la Doctrina Monroe y presentes en la Doctrina del Destino Manifiesto que, como lo expresó originalmente John O’Sullivan es la creencia mesiánica en el “derecho divino” de EE.UU. a colonizar el resto de América. Expresión de estos son las delirantes declaraciones de Trump respecto a sus intenciones de apropiarse de Groenlandia y de cambiarle el nombre al Golfo de México por Golfo de “América” (sabemos que América en el lenguaje imperialista pretende ser el sinónimo de Estados Unidos, equivalente a los que pretenden los sionistas con el concepto de judaísmo, establecer una sinonimia que no es tal)
La provocación y la amenaza imperialista contra la autodeterminación del pueblo venezolano son inadmisibles y es nuestro deber como antiimperialistas denunciarlas y no mantenernos neutrales, como parte de la “izquierda” de nuestro continente que, en la práctica, se comportan como cómplices del imperialismo alineándose con las potencias imperialistas en contra de los gobiernos populares.
El imperialismo, desde el origen mismo de la Revolución Bolivariana (y como es su estilo imperial respecto a cada gobierno que no responde a sus intereses de clase) comenzó una incesante campaña de desestabilización financiando a grupos de ultraderecha, terroristas y narcos buscando eliminar el derecho a la autodeterminación del pueblo bolivariano de Venezuela con el objetivo tácito pero nada oculto, de controlar las mayores reservas petroleras de nuestro continente. El golpe, fallido, de 2002 en contra del gobierno revolucionario del Comandante Hugo Chávez Frías, las acciones de las guarimbas en 2014, 2017, 2019 y 2024; y el llamado de la oposición venezolana al bloqueo económico y la intervención militar son algunos ejemplos de esta campaña a la que no le han escatimado recursos. Hoy, en una nueva escalada han movilizado su flota de asesinos genocidas en una nueva y criminal provocación.
Con mucha claridad debemos denunciar al imperialismo y estar dispuestos a apoyar con movilizaciones y acciones de denuncia al carácter criminar y genocida de este enemigo de la humanidad.
También es nuestro deber como militantes antiimperialistas de denunciar el genocidio que el socio menor del imperialismo yanqui está perpetrando en contra del pueblo palestino, en una nueva acción expansionista, y expresando un criminal desinterés por la vida humana y por los derechos del pueblo palestino ha dado dos pasos en dirección al completo aniquilamiento de Palestina mostrando que la consigna del imperialismo, del sionismo e incluso de parte de la “izquierda” del sistema, acerca de “dos estados para dos pueblos” es una estrategia desviacionista dada las prácticas de colonización que van en sentido opuesto (hacia la total aniquilación de Palestina desde el Rio hasta el Mar), me refiero a los anuncios, por un lado, del comienzo de la ocupación territorial del Norte de la Franja de Gaza (con el objetivo implícito de crear un territorio “libre” de Palestinos) forzando a los palestinos, a fuerza de bayoneta a desplazarse al sur, hacia la frontera con Egipto, para cumplir con los “sueños húmedos” de Trump y los fascistas Netanyahu, Ben Gvir y Smotrich de ocupar Gaza y crear allí un “Resort Vacacional” como negocio inmobiliario para los grandes capitalistas; mientras que, por otro lado, los anuncios de permitir la expansión del asentamiento colonial Maalé Adumim en las tierras palestinas de Jerusalem Oriental y Cisjordania crea la posibilidad real de fragmentar aún más a Palestina dividiendo Cisjordania en dos territorios desconectados (aumentando la ocupación y la anexión israelí de territorio palestino).
Esta política israelí, en realidad sionista dado que comenzó décadas antes de la creación del propio estado, no pueden ser definidas más que como políticas genocidas, en los propios términos de Rafael Lemkin: De manera general, la palabra genocidio no significa necesariamente la destrucción inmediata de una nación, excepto cuando se lleva a cabo a través de una matanza masiva de todos los miembros de una nación.
Con mayor exactitud, significa un plan coordinado de diferentes acciones que buscan la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales con el propósito de aniquilar a estos mismos grupos. Los objetivos de un plan como ese serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, de los sentimientos nacionales, de la religión y de la existencia económica de grupos nacionales y la destrucción de la seguridad personal, de la libertad, de la salud, de la dignidad e incluso de la vida de los individuos que pertenecen a tales grupos.
El genocidio se dirige contra el grupo nacional como entidad y las acciones implicadas están dirigidas contra los individuos, no como tales sino como miembros del grupo nacional… El genocidio tiene dos fases: una, la destrucción del patrón nacional del grupo oprimido; otra, la imposición del patrón nacional del opresor. Esta imposición, a su vez, se puede realizar sobre la población oprimida a la que se le permite quedarse o sobre el territorio mismo después de retirar a la población y colonizarlo con los ciudadanos del grupo opresor.” Si vemos con detenimiento las practicas colonialistas del sionismo en Palestina comprendemos que se corresponden con esta última definición de genocidio desplegada por Lemkin en su libro de 1944 “El Dominio del Eje en la Europa Ocupada”
Así, la defensa de la revolución bolivariana de Venezuela y de Palestina hoy son banderas del movimiento antiimperialista y revolucionario del mundo entero, así como en los 60 el apoyo a la Revolución Cubana y la denuncia de los crímenes imperialistas en Vietnam eran el eje de las luchas por la emancipación global, hoy la defensa de la Revolución Bolivariana y la denuncia de los crímenes sionistas en Palestina son el eje por donde debe transcurrir la estrategia de lucha por la emancipación global y el socialismo para nuestra generación.
Basta de crímenes imperialistas, viva la Revolución Bolivariana y viva el pueblo palestino. El futuro es de los pueblos, Venceremos.
La opinión del autor no necesariamente responde a la línea editorial de la Agencia Hondureña de Noticias.
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